Sietecase el otro día planteó que no
sólo hay que preguntarle al poder político, también hay que preguntarle al
poder económico.
Es una buena forma de empezar a entender qué pasa con el periodismo en la Argentina. Y es una buena forma de instalar este tema. Hablar más de esto nos generará algún crecimiento en nuestra capacidad de comprender.
Cuando se lee a Majul, a Pagni, a Ventura, a Lanata, a Morales Sola, a Bonelli, a Cachanosky, a Bermúdez y a tantos otros que suelen ser columnistas de La Nación, Perfil o Clarín, se encuentra con críticas a las acciones políticas pero asimismo con una tremenda escamoteada del contexto.
En este blog celebramos las mentalidades críticas, que siempre quieren más. Porque eso ayuda a construir una sociedad mejor, a generar consenso a favor de la solidaridad y la inclusión. Mejor acá quiere decir un país con mayores ingresos y con una distribución equitativa de éstos. Pero las notas críticas que parecen apuntar a otro sentido son motivo de debate aquí.
Más allá de las distintas tácticas válidas para armar una nota periodística, cierto periodismo se comporta como en la época de la dictadura: "informando" las acciones del gobierno o de los actores del tablero político, económico y social en general pero evitando hacer un diagnóstico completo del contexto en el cual se aplica, acerca de su necesidad o pertinencia.
Por ejemplo, las críticas de Bonelli hacia los controles sobre el dólar, y su alegre posicionamiento a favor de los ahorristas, sería más serio si contara qué pasa en el mundo (toda crisis genera fuga de divisas de los países no desarrollados) y qué pasa en la Argentina respecto de la liquidación de dólares (o granos) por parte del campo y a quién perjudicaría un aumento de la divisa en el corto plazo (a los que no pueden acceder a ella). No hacer mención a las corridas de los ochentas que resultaron en la hiper, o a la crisis financiera de los noventa que resultó en un dolor social terrible, es escamotear el contexto.
Es una buena forma de empezar a entender qué pasa con el periodismo en la Argentina. Y es una buena forma de instalar este tema. Hablar más de esto nos generará algún crecimiento en nuestra capacidad de comprender.
Cuando se lee a Majul, a Pagni, a Ventura, a Lanata, a Morales Sola, a Bonelli, a Cachanosky, a Bermúdez y a tantos otros que suelen ser columnistas de La Nación, Perfil o Clarín, se encuentra con críticas a las acciones políticas pero asimismo con una tremenda escamoteada del contexto.
En este blog celebramos las mentalidades críticas, que siempre quieren más. Porque eso ayuda a construir una sociedad mejor, a generar consenso a favor de la solidaridad y la inclusión. Mejor acá quiere decir un país con mayores ingresos y con una distribución equitativa de éstos. Pero las notas críticas que parecen apuntar a otro sentido son motivo de debate aquí.
Más allá de las distintas tácticas válidas para armar una nota periodística, cierto periodismo se comporta como en la época de la dictadura: "informando" las acciones del gobierno o de los actores del tablero político, económico y social en general pero evitando hacer un diagnóstico completo del contexto en el cual se aplica, acerca de su necesidad o pertinencia.
Por ejemplo, las críticas de Bonelli hacia los controles sobre el dólar, y su alegre posicionamiento a favor de los ahorristas, sería más serio si contara qué pasa en el mundo (toda crisis genera fuga de divisas de los países no desarrollados) y qué pasa en la Argentina respecto de la liquidación de dólares (o granos) por parte del campo y a quién perjudicaría un aumento de la divisa en el corto plazo (a los que no pueden acceder a ella). No hacer mención a las corridas de los ochentas que resultaron en la hiper, o a la crisis financiera de los noventa que resultó en un dolor social terrible, es escamotear el contexto.
El contexto se puede discutir también (y seguro que el
consenso sería muy difícil), pero el solo hecho de hacerlo, de elaborarlo
de acuerdo con la verdad relativa de cada uno, abre un panorama de discusión
que incluye todas las variables. Plantear una noticia por sus acciones
evidentes, pero no abrir los ojos sobre el diagnóstico que dio lugar a esas
acciones es una forma de ocultar la verdad.
Desconfiemos de las notas que explican por qué Biolcati dice que el revalúo del campo en la provincia de Buenos Aires sería peor que la 125, sin mencionar los contextos de cada cosa.
Para este blog la 125 terminó siendo no negativa porque abrió los ojos de miles de jóvenes, y no tanto, que se dieron cuenta que existe un fuerte juego político en base al poder económico que es gravísimo en la Argentina. Pero eso es otro tema.
Decíamos, no hacer mención sobre el aumento geométrico que tuvo el valor de las tierras y las ganancias del sector, e incluso sobre el aumento de precios de los commodities y de la productividad por hectárea, no hacer mención sobre el volumen del empleo rural, sobre las ventajas comparativas que tienen respecto de otros sectores (con mayor valor agregado y mayor trabajo), no hacer mención sobre el tamaño de los campos de los representados por cada referente del campo, en fin, todo esto es escamotear la verdad. Desconfiemos de las notas que dicen qué pasa, pero no por qué pasa, en qué contexto histórico y mundial.
Por tanto, se genera en los ciudadanos, que consumen esas noticias, un encono hacia el Estado -y hacia los representantes del pueblo- que pasa a ser el entrometido que realiza acciones contra un sector. Cuando en realidad un Estado que no realiza ninguna acción es un Estado que se planta contra el conjunto de la sociedad y favorece a estos sectores económicos fuertes, que pueden hacer lo que más quieran. No es casual que los sectores más poderosos sean los que más enojados están con el Estado actual. En vez de informar una situación se busca ensuciar la cancha a través de cuestiones que posiblemente lo ameriten, pero que están sacadas de contexto (una foto, un comentario, un textual, un rumor). Aquí siempre dijimos que no lo hacen porque les interese cambiar esas situaciones sino porque reaccionan contra el rol del Estado actual.
Entonces un periodismo válido trata de decir todo lo que pasa, y no sólo de preguntarle al poder económico o político, sino también de describir (y no de construir) un escenario creíble donde transcurren los hechos. Porque el debate sobre el escenario y el rol del Estado, sería mucho más rico que el debate sobre quién hizo qué en términos personales. Por tanto, es preferible un contexto recortado que la ausencia de él, porque dispara pensamientos. Cuando el periodismo omite todo el contexto cabe preguntarse si lo hacen por una cuestión de torpeza, lobby o ideología, más allá de que el resultado sea el mismo en las tres opciones.
El periodismo no indica cómo pensar, pero sí, generalmente, sobre qué pensar. Por eso una noticia incompleta es una forma de tergiversar la información, y peor aún, de no abrir puertas para el pensamiento de los lectores o escuchas.
Desconfiemos de las notas que explican por qué Biolcati dice que el revalúo del campo en la provincia de Buenos Aires sería peor que la 125, sin mencionar los contextos de cada cosa.
Para este blog la 125 terminó siendo no negativa porque abrió los ojos de miles de jóvenes, y no tanto, que se dieron cuenta que existe un fuerte juego político en base al poder económico que es gravísimo en la Argentina. Pero eso es otro tema.
Decíamos, no hacer mención sobre el aumento geométrico que tuvo el valor de las tierras y las ganancias del sector, e incluso sobre el aumento de precios de los commodities y de la productividad por hectárea, no hacer mención sobre el volumen del empleo rural, sobre las ventajas comparativas que tienen respecto de otros sectores (con mayor valor agregado y mayor trabajo), no hacer mención sobre el tamaño de los campos de los representados por cada referente del campo, en fin, todo esto es escamotear la verdad. Desconfiemos de las notas que dicen qué pasa, pero no por qué pasa, en qué contexto histórico y mundial.
Por tanto, se genera en los ciudadanos, que consumen esas noticias, un encono hacia el Estado -y hacia los representantes del pueblo- que pasa a ser el entrometido que realiza acciones contra un sector. Cuando en realidad un Estado que no realiza ninguna acción es un Estado que se planta contra el conjunto de la sociedad y favorece a estos sectores económicos fuertes, que pueden hacer lo que más quieran. No es casual que los sectores más poderosos sean los que más enojados están con el Estado actual. En vez de informar una situación se busca ensuciar la cancha a través de cuestiones que posiblemente lo ameriten, pero que están sacadas de contexto (una foto, un comentario, un textual, un rumor). Aquí siempre dijimos que no lo hacen porque les interese cambiar esas situaciones sino porque reaccionan contra el rol del Estado actual.
Entonces un periodismo válido trata de decir todo lo que pasa, y no sólo de preguntarle al poder económico o político, sino también de describir (y no de construir) un escenario creíble donde transcurren los hechos. Porque el debate sobre el escenario y el rol del Estado, sería mucho más rico que el debate sobre quién hizo qué en términos personales. Por tanto, es preferible un contexto recortado que la ausencia de él, porque dispara pensamientos. Cuando el periodismo omite todo el contexto cabe preguntarse si lo hacen por una cuestión de torpeza, lobby o ideología, más allá de que el resultado sea el mismo en las tres opciones.
El periodismo no indica cómo pensar, pero sí, generalmente, sobre qué pensar. Por eso una noticia incompleta es una forma de tergiversar la información, y peor aún, de no abrir puertas para el pensamiento de los lectores o escuchas.
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