UTN FRA

¡Acá tenés tus impuestos! (Parte III)
Para aquellos que tienen memoria y para aquellos que no conocian la UTN FRA!!! 













¡Acá tenés tus impuestos! (Parte II)

Estos días estuve en la facu y vi mas a fondo algunas cosas, realmente me emociona ver los cambios, así que les dejo algunas fotitos y de paso les recuerdo aquel viejo post que mucho tiene que ver con las razones que me motivan a alegrarme y seguir apoyando éste proceso.


Aula del nuevo departamento de Ingeniería química:




Departamento de ingeniería química:


Comedor y buffet:


Otra aula:


Otra imagen del departamento de ingeniería química:

La próxima, si puedo, les dejo fotos de lo que se hizo en ingeniería industrial, fotos de los laboratorios varios (están en construcción), del gimnasio y otras.






Martín (Latino)



¡Acá Tenés Tus Impuestos!
(por Martín Latinoamericano)




Creo que el título resume lo que yo le diría a cada uno de los individuos que andan diciendo por ahi "¿que hacen con la plata? ¡yo pago mis impuestos!", creyendo que no hay veintisiete policias por metro cuadrado por el sólo hecho de que el gobierno no quiere gastar esa plata porque "se la roban" (la frase favorita de la clase mediocre).

Entendelo viejo: no hay veinte policías en la puerta de tu casa porque el gobierno no cree que eso mejore tu seguridad, de hecho, el gobierno cree que sos un paranoico enfermo mental (De Narváez también lo cree, pero lo usa para hacer campaña) y no le importa mantener un gasto inútil para calmar los nervios que vos mismo te provocás viendo América 24. Apagá el televisor y leeme un cacho, que te voy a contar una historia.

Yo entré en la facultad de ingeniería hace 9 años. Hace 9 años, mas o menos, estaba haciendo el curso introductorio para estudiar ingeniería química en la UTN, en la regional Avellaneda. Me acuerdo que hacía un calor de locos, espantoso. Eramos unos cuántos, había pibes afuera de las aulas. El curso introductorio lo hicimos en la Sede Mitre, las puertas eran viejas (siguen siéndolo), y estaban cubiertas con unos papeles que tapaban las aulas. Después los sacaron. No tenían picaporte, recuerdo. Afuera había una mancha enorme (sigue estando) en el piso por las goteras de años y años. Cuando uno miraba el techo tenía la sensación de que se caía todo abajo, y cuando llovía, el agua caía como cascada, uno podía ver los fierros de las vigas asomar y no era raro ver un cacho de techo cada tanto. En las aulas había tubos. Los portatubos eran como una guillotina arriba de la cabeza, y si los tubos andaban -algunos- seguramente mas de uno titilaba. La profe de de Orientación Universitaria decía que la UTN había nacido durante el gobierno peronista bajo el nombre de Universidad Obrera Nacional (UON). Solíamos hacer chistes sobre los bancos, algunos eran pupitres de madera que parecían tener siglos y buscabamos por ahí , en alguno de ellos, la firma del General hecha con punzón.

Igual guardo buenos recuerdos. De ésos días del curso introductorio guardo muchísimos recuerdos, de amigos, de los profesores, de colores, de aromas, de ejercicios de sistemas de ecuaciones o de trigonometría, del buffet, de Orientación Universitaria, de los cuadernillos que había que comprar, de salir a la puerta y ver la estatua de la plaza Alsina desde la vereda de la facultad, de llegar a casa y hacer los ejercicios viendo PNP (me encantaba, lo pasaban a la medianoche, creo), o de tocar la viola cuando terminaba con los polinomios.

Después entramos. Hay muchísimos mas recuerdos, pero tengo algunos bien patentes. Por ejemplo, las aulas heladas del tercer piso, en primer y segundo año. Y después tercero, y lo jodido que era ir a la facultad. Me acuerdo de aulas literalmente vacías -en química somos famosos por ser poquitos, pero hablo de clases de 40 alumnos en marzo que tenían 5 en julio-, alumnos que dejaban la carrera o no podían llegar por los cortes de calle. Mis viejos hicieron lo imposible, si no había como ir me llevaban o me traían con el 147 y no sé cómo, pero pudieron costearme los estudios por esos años que no había ni para morfar. La facultad (o el edificio de la facultad, para hablar con propiedad), se imaginan, casi en demolición.

Nosotros, los de química, estudiamos siempre en la sede Mitre, pero la UTN tiene otra sede que es la de Villa Domínico. Allá cursan los de mecánica, eléctrica, electrónica, civil (o "construcciones") y ahora industrial -y proximamente, nosotros-.
Villa Domínico siempre fué mas grande. La primera vez que fuí me perdí, porque es un laberinto y es, estéticamente, muy distinta a la sede Mitre. La sede Mitre es un edificio viejo, chico, casi parece una escuela. La sede de Domínico es muy diferente, es técnicamente una fábrica con aulas, nadie duda de que es una facultad de ingeniería cuando ve los pisos de goma, las máquinas en el departamento de mecánica o las pilas de material en civil, o los laboratorios de física o los de investigación. Y, aunque la UTN está casi despolitizada, en la sede Villa Domínico es imposible no ver el mural del Che al entrar -ahora los muchachos del Centro de Estudiantes lo arreglaron, se había llovido y se habían manchado las fotos, recuerdo-. El mural del Che en Domínico es tan clásico como el homenaje a los asesinados por la marina en Trelew, en la sede Mitre.

La cosa es que, sea Mitre o Domínico, en 2002 todo estaba feo. En todo sentido. Feo porque había mucha incertidumbre, feo porque no había un mango y estaba todo caído, feo porque las aulas tenían poca gente, porque no había mucha motivación. Feo.

Afortunadamente, un profesor de esos años me eligió para becario. Me acuerdo del monto: $ 85.-
Se lo agradecí, como se lo agradecimos varios de los becarios. Ninguno recibió la beca porque iba a joder, nos la dieron porque realmente estudiábamos. El decidió que usara ese dinero para estudiar, y que dedicara el tiempo de la beca a ayudarlo y asistirlo en algunas tareas mínimas, pero que fundamentalmente lo usara para aprender a formarme en laboratorio -yo venía de ser bachiller y no manejaba instrumental-. Y así lo hice, iba dos días fijos por semana -ya no recuerdo, creo que martes y jueves- y estaba unas dos horas y media aprendiendo a manejar el instrumental, y si había que lavar algo o ayudar a preparar prácticas, mejor aún. Uno se sentía mas útil.

El 2003 fue un año mejor. Empezó mejor para todos, lógicamente, volvíamos a tener un gobierno electo -y todavía no había antikirchneristas, ni fondos de Santa Cruz, ni minicoopers-. Lo que mas había era esperanzas, recuerdo. Fue un buen año, un lindo año. Estaba en cuarto, sentía que estaba muy cerca -faltaba tanto...- empezaba, además, a cursar materias bien de la carrera, uno se metía un poco mas en lo que realmente era la ingeniería. Además, ya había hecho muchos amigos, me sentía como en casa -por suerte nunca me sentí de otro modo, pero los años daban mas fluidez y confianza-. Por esos años me ofrecieron los primeros laburos. Yo, fifí, no los acepté. Mis viejos estaban mejor y yo quería terminar la carrera tranquilo, pintaba que eran laburos medio negreros, medio lejos... "mejor no", pensaba, "mejor aguanto un poco". Y mis viejos me dijeron que sí, por supuesto.

Pasaron tres años mas para que el sueño del año 2000 se hiciera realidad. Uno de cursada y tres de finales y de proyecto final. Todos estaban bien, nadie hablaba de política -no creo que "hablar de política" sea algo malo, el tema es que cuando se habla de política en una facultad de ingeniería hay que parar la oreja-, la facultad crecía.
En 2004 me habían llamado, de la misma materia de aquel profesor que me había becado, para ser ayudante. Empecé ganando algo así como 200 pesos, de los cuáles, hay que decirlo, el 70% eran en negro. Igual estaba chocho, y no estaba mal para 10 horas semanales -muy flexibles, el que es docente lo sabe-, mas obra social, mas mis primeros aportes. Empezaron a aparecer carteleras con laburos, varios. Nos ofrecieron anotarnos en bolsas de trabajo, muchos consiguieron así sus primeros laburos, a veces pasantías, a veces para empresas grandes, a veces por la zona.

La facultad siguió creciendo, compraron unos terrenos en Villa Domínico y dijeron que iban a empezar a construír algo allá atrás. Primero hicieron un gimnasio, dónde un tiempo jugué al volley. Creo que hay que ver ese gimnasio para tener una idea de lo que significaba para la facultad: piso de madera, los aros de basquet se mueven automáticamente, los vestuarios con todo lo necesario, con ducha de agua caliente y fría, lo que debe tener un buen gimnasio, claro.

Mi novia -química también- había empezado a cursar mecánica y yo pasaba mas tiempo por Villa Domínico. Veía como se levantaban las paredes de una semana para otra -a veces el polvillo, que todavía se respira, asfixiaba e irritaba la nariz-, las computadoras que eran viejas 486 con Windows '98 pasaban a ser nuevitas, nuevitas. Las fichas para buscar los libros en biblioteca ahora pasaban a ser un programa en la PC que tomaba la cuarta parte del tiempo. Ah, olvidaba decir que Química había pasado a tener su propia biblioteca, que antes compartía con Ingeniería Industrial. Las mesas se hicieron nuevas, muy lindas, con la iluminación adecuada y sillas tapizadas. Aparecieron computadoras con internet en la biblioteca. Química dejó de compartir también el laboratorio de computación para tener uno propio, y con máquinas nuevas, con internet y todo lo necesario -incluído el software-. Incluso el ascensor se arregló después de muchos años.

Estos días estuve meditando sobre todo esto, sobre todos estos años. Hoy sigo siendo ayudante, pero mi sueldo es de 516 pesos (centavos mas, centavos menos), en blanco, por diez horas semanales que cumplo con muchísima comodidad -si es necesario en mi casa preparando apuntes o prácticas o armando diapositivas o lo que fuere-. Pero mas allá de lo personal, que me demuestra que algo realmente ha mejorado, me fijo en la enorme transformación que sufrió la facultad y lo diferente que es ésta realidad de la que vivíamos hace 9 años.

Me acuerdo que por esos años había algo que yo le plantée un par de veces al docente que me dió la beca -y con quien tengo un gran trato y mucha confianza-, "¿por que no hay bancos para sentarse afuera de las aulas?"

La calidad de las fotos de mi celular no es muy buena, pero le saqué las fotos a los bancos que veo regados por toda la facultad de Mitre y de Villa Domínico, que es el triple de grande de lo que era. Por supuesto que no son tecnología de última generación -¿por que habrían de serlo?-, pero el lunes mientras esperaba que mi novia diera un final yo podía leer sentado en uno de esos bancos, que son nuevos y que ahora existen.





Y que no son lo único que existe. Lo que antes era un buffet de 3 x 3, ahora es ésto:





¡Carajo! ¡parece un patio de comidas!... Quien haya visto lo que era y lo que es la facultad no lo puede creer.


O los baños:






¡Con toallas y jabón líquido! ¡mierda! ¿estamos en el Alto Avellaneda? Si alguna vez vi un dispenser de jabón en la facultad, estaba roto -ni siquiera un jabón blanco para lavar la ropa-, nunca había toallas, los pisos mojados y sucios, todo parecía tener veinte o treinta años, desde los mingitorios a las piletas. Y ahora ésto, capáz que hasta te cruzás con un secamanos automático.

Cada departamento está hecho a nuevo, organizado, con sus carteles identificando dónde, quién, qué -ya no hay que preguntar en la puerta, porque además hay planos, de nuevo... ¿es el Alto Avellaneda?-.





Y, por lo anecdótico, también le saqué una foto hoy a los tubos de la sede Mitre:





Eso, hace un par de años, era un cacho de chapa con un tubo titilando y el techo descascarado. Ah, y ahora también hay picaportes en las puertas.

Entonces, cuándo uno sabe lo que costaba estudiar, insertarse en el mercado laboral, no pasar frío, viajar, tener un lugar propio y organizado, tener un baño en condiciones, y la realidad de hoy, no tiene mas que enojarse, chirriar los dientes y mandar al carajo a todos (y todas) los imbéciles que se quejan de que sus impuestos no fueron a parar a un policía en la esquina ("porque el negro del carrito me mira feo") o a subsidios para "el campo".




Fuentes:

Imágenes propias. Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Avellaneda (Sedes Mitre y Villa Domínico).




A la Muerte de un Amigo
Poema Cheroqui

º
" No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no duermo.
Soy un millar de vientos que soplan y sostienen las alas de los pájaros.
Soy el destello del diamante sobre la nieve.
Soy el reflejo de la luz sobre el grano maduro,
Soy la semilla y la lluvia benévola de otoño.
Cuando despiertas en la quietud de la mañana,
Soy la suave brisa repentina que juega con tu pelo.
Soy las estrellas que brillan en la noche.
No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no he muerto."
 

Murió un militante político, murió un líder.               

El Decano de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Avellaneda desea expresar su dolor por el fallecimiento del ex presidente Néstor Carlos Kirchner.
"El  ex  Mandatario y actual  Secretario General de la UNASUR puso el corazón a la Argentina y por ello debemos defender y apoyar este modelo, acompañar a la Presidenta y consolidar este sueño de País pensado por Néstor y Cristina".
"Hoy nos dejó un hombre que le hizo mucho bien a la Argentina. Nuestro país no será el mismo sin él", enfatizó el Decano de la Facultad Regional Avellaneda. Nuestras más profundas condolencias a la familia del ex-presidente.


La UTN FRA Sobre la situación en Ecuador

Los hechos producidos en el día de ayer, en la hermana República de Ecuador, si bien culminaron de feliz forma, no dejan de sembrar una sensación de inquietud entre todos los pueblos de América.
La fuerza de la movilización popular y la lealtad demostrada por las Fuerzas Armadas a la legítima autoridad de Don Rafael Vicente Correa Delgado, no debe dejar de marcarnos la tendencia preocupante de ciertos comportamientos que subyacen en los poderes ocultos de nuestra América Latina.
Desde un inconfundible diagnóstico del enemigo común, a partir de un lugar inequívoco de la vereda de nuestra historia, repudiamos el intento desestabilizador sufrido por el pueblo ecuatoriano y saludamos a su Presidente, sumándonos a la lucha por la libertad de la Patria Grande que soñaron nuestros verdaderos próceres.


Ing. Jorge Omar Del Gener, Decano.

Por Santiago.