miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Paloma de Duhalde

Por Sandra Russo

Cuando Eduardo Duhalde llegó a presidente, después del verano ardiente del 2002, puso orden. Su llegada al poder fue la consecuencia de una escena de la que él fue un constructor. No sólo por haber fogoneado los saqueos en el conurbano para darle un empujón a De la Rúa (que por otra parte se hubiera ido igual con sus 39 muertos en la conciencia), sino desde antes, sobre todo desde antes. Duhalde ayudó a construir esa escena también por haber sido uno de los principales protagonistas de las políticas neoliberales que implantó el menemato. Cuando se reformó el Estado por ley, cuando se lo achicó, cuando se decidió trasladar al poder económico, al mercado, la brújula de la democracia, Duhalde era vicepresidente. De modo que cuando (siendo senador y sin haber sido electo por el pueblo) llegó a presidente (provisional) también puso orden en lo que había colaborado a gestar, ese Conurbano que era una brasa de rabia contenida, la trampa cazabobos para los excluidos de todo el país. Lo que antes habían sido las villas de emergencia quedaron congeladas en la pobreza estructural.Desde pueblos fantasma del interior, ya devastados por las privatizaciones generalizadas, llegaban los desesperados. Pero nunca pudieron ingresar, sólo asentarse.
Si Menem era la versión un poco libertina del paisaje neoliberal, Duhalde fue siempre la versión cuáquera, la que podía sostener un hombre casado con Chiche. Menem declaró el sorprendente “Día del Niño No Nacido” para hacer rosca con el Vaticano, pero ahí salió poco después su ex esposa, a la que había echado de Olivos, relatando el viejo y doloroso recuerdo de un aborto. Menem inflaba su fama de mujeriego y coqueteaba con las divas de la televisión. Mirtha Legrand le decía: “Las mujeres se vuelven locas por usted” y él se reía, cachondo, mientras una decena de actrices y vedettes se jactaban de visitarlo en privado.
Los Duhalde siempre fueron otra cosa. Pareja estable, vida en familia, hija con vocación religiosa, rectitud. Boliches que cerraban a las tres de la mañana. Padres al tanto de dónde están sus hijos pero no por onda, por sospecha. Sospechar lo oscuro del otro es inherente a esa subjetividad que hace pie en la “rectitud”: por eso en el reciente debate sobre la Ley de Matrimonio Igualitario, Chiche se preguntaba si no empezarían casándose personas del mismo sexo para después habilitar otras yuntas muy raras, de tío con sobrina, por ejemplo. A este tipo de gente se le pasan cosas muy rebuscadas por la cabeza.
Georges Bataille decía que no hay peor perversión que la abstinencia–, y aclaró que lo escribió con vuelo poético, para que no se malentienda. Pero es que el abstinente de experiencias, de impulsos, de deseo, generalmente está enojado. La gente muy recta tiene cara de culo.
Hay en esa pulsión que luego derivará en la mano dura una predisposición al control. Políticamente, eso recorre una zona social que es a la vez una zona individual, el área privada del miedo. Eso está presente en cada uno, basta escuchar lo que dicen los automovilistas embotellados en Buenos Aires y que son la larga nota que se ve todas las tardes en los canales de noticias: no es que uno no comprenda lo insoportable que es estar embotellado porque las calles están cortadas por protestas. No pedir represión a las protestas sociales no implica estar de acuerdo con todas ellas, y mucho menos ahora, en estos días, cuando algunas parecen coreografiadas para los apetitos políticos de Duhalde. Pero entre lo insoportable, entre el mal humor o la irritación, y el “hay que matar a todos estos negros de mierda”, hay un trecho importante. Tanto, que es el que mide nuestro grado de civilización.
No son los hombres y las mujeres encerrados en sus autos los únicos o más destacados exponentes de nuestro grado de civilización. Nunca se ha asociado esa construcción mediática del automovilista como sujeto habilitado para exabruptos de todo tipo, con otros exabruptos que terminan en accidentes de tránsito. El uso obsesivo e iracundo de la bocina quizá sea el rasgo distintivo de este tipo de sujetos, que son los mismos que taponan las bocacalles cuando el semáforo ya está rojo, y cortan la circulación en las esquinas.
¿En qué consiste ser “civilizado”, es decir, bañado por la propia calidad de civil, sino en sublimar los instintos de ira y de violencia? Poder hablar en lugar de pegar, negociar en lugar de matar, terciar en lugar de enfrentar, es lo que nos hace humanos. Pero no es de esa civilización de la que nos habla nuestra historia. Es de otra, una que deriva de las sociedades etnocéntricas que brillaron en el siglo XIX. Deriva en buena parte de la abstinencia de la reina Victoria.
En esa tradición de la rectitud, la crueldad es un ingrediente indispensable. Así fuimos colonizados y así colonizamos, despreciando, ignorando, violentando. Hay una larga tradición de representantes del orden y la rectitud de la que Duhalde se presenta tributario. Quizá por eso el candidato no ve tan mal el genocidio, o por eso no habla de genocidio y elige otros rodeos. Quizá tenga ese punto de vista por su idea de la rectitud, y porque cree que “el estilo de vida argentino” es el que había que defender de aquellos “intentos de implantar ideologías foráneas”. Esta semana fue todo un déjà vu.
La apelación a recrear la escena de los setenta, sólo caracterizada por la violencia, obliga a generar violencia. Pero es que ya todos somos más viejos, ya lo hemos visto, se ha investigado, se estudia en las escuelas, los pibes lo saben, uno se da cuenta aunque los canales de noticias cubran solamente –qué cosa– la violencia, y nunca raspen demasiado ni a Macri ni a Duhalde. Todo es obvio, menos, quizá, la cucaracha en la oreja y los gestos de pastor electrónico que ha recomendado el consultor ecuatoriano. Kosteki y Santillán no han sido dolorosos para Duhalde.
Tuvo que irse del poder por esos asesinatos, pero no hubo arrepentimiento. Kosteki y Santillán fueron asesinados en el curso de una represión policial que ordenó liberar el Puente Pueyrredón. El candidato ahora defiende la represión “sin tiros”. Puede que tenga otras cosas en mente. Hay aparatos muy sofisticados de represión que no necesariamente matan, aunque si lo hacen parece un accidente, como las pistolas Tazer que Macri no pudo usar en la ciudad. El Screamer que el gobierno golpista hondureño había instalado en la puerta de la embajada de Brasil, cuando se refugió allí Manuel Zelaya, produce ultrasonidos que provocan desmayos, y emite olores tóxicos que provocan gastroenteritis y vómitos. Estos aparatos represivos son los que se empezaron a usar contra los movimientos globalifóbicos de los ’90. La pionera en usarlos fue la Organización Mundial de Comercio.
Día tras día se hacen más evidentes los fórceps con los que se quiere estimular la escena propiciatoria del orden, que es el desorden. Día tras día la paloma se queda atascada en la manga del mago, muere ahogada por las malas artes de quien pretende que la trae en son de paz.

Gente Necesaria


De Hamlet Lima Quintana

“Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria.”

¡¡¡FELICIDADES, QUERIDA GENTE NECESARIA!!!

martes, 28 de diciembre de 2010

No Voy a Hacer Esto Una Vez Por Mes



Por MP
De tanto demonizarte, terminaron los medios por creerse su propio monstruo imaginario. De ahí que cuando se comenzaron a ver a pibitos llorosos en la Plaza (desorientados y macilentos como cualquiera que transita la infausta instancia del velorio de un querido) el primer reflejo de la corporación mediática haya sido, acaso, ocultarlos. Ya tenían mucha experiencia en invisibilizar, en desaparecer. ¿Qué les costaba disolver la presencia de esos primeros pendejos que buscaban encontrarse con otros, como para luchar con un tristeza sorpresiva y enorme? Enterradores profesionales, los mercenarios mediáticos deben haber deliberado si permitían o no que el fenómeno espontáneo del dolor por la muerte del hombre al que buscaron demonizar con una aplicación digna de mejor causa. 
Con las horas, tanto la afluencia como el dolor se fueron imponiendo solos por la prepotencia del número. Como en aquél 17 de octubre de 1945, ocurría algo que no tenía jefes ni instancias de orden. Así como en algunos edificios de la Buenos Aires gorila se recibía a los censistas con champán, en un festejo perverso que repetía sin saberlo aquél de 1952, cuando el cáncer brindaba a la oligarquía la ilusión de una victoria feroz, pero victoria al fin; así como algunos festejaban la muerte del Enemigo, digo, en muchos otros lados la tristeza se extendía sin término. Te habías muerto vos, nada menos. Nos sorprendiste a todos. Esta sí que no la esperábamos.
Yo también lloré. Cuando entré a la Capilla Ardiente y la vi a Ella, chiquita, al lado del cajón, se me subió a la garganta una burbuja de tristeza, que explotó poco después. Allí recién, entendí qué se había perdido y la responsabilidad enorme nos había caído encima a todos. Y la verdad es que pensé "qué cagada, macho, que te murieras justo ahora" y te recagué a puteadas. Y después volví a llorar. Lloré bastante en esos días. Qué bronca que me da eso, carajo.
Porque yo, macho, ya no quiero seguir llorando. Y te aviso que no voy a  estar haciendo la necrológica una vez al mes, contándote los días de muerto. A mí me importa un carajo la fecha y los tantos meses o años que pasen. ¿Cómo haría, si yo siempre te recuerdo vivo, cagándote de la risa? Si en mi cabeza estás vivo, qué carajo tengo que andar metiéndome en todo ese barro que es la muerte. Eso se lo dejo a los hijos de puta que se revuelcan en tu ausencia para hacer sus cálculos políticos, sus columnitas bien pagadas en los diarios, para la opereta diaria de una guerra que no terminó. Se lo dejo a los funebreros de los medios, a los políticos mediocres que creen sacar tajada y votitos porque ya no estás.
Yo siempre te pienso vivo, macho, así que no me jodás esperando que te haga las exequias cada tantos días o meses. Por eso, además, este posteo va hoy y no ayer. A la mierda con las fechas.
Acá hay que pelear. No hay tiempo para andar llorando por los rincones.
Eso es, al menos, lo mejor que aprendí de vos. Así que, hacete cargo.

Izquierda de Qué… y de Quién

Por Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com

Abrir un debate sobre dónde se posicionan personas y grupos políticos ante cada momento de la historia requiere, en primer lugar, disposición a escuchar ideas, a intercambiar conceptos que suelen ser diferentes. Abrirse a la diversidad es una condición para tratar de alimentar ese espacio de la cultura política. Ubicarse a la izquierda significa, inevitablemente, no sólo escuchar opiniones sino sentirse sujeto, ser parte de un entramado de intereses en pugna.
Aunque más no sea, mirar desde el lugar de los que son realmente despojados de los beneficios del sistema capitalista. Entonces, un primer tema a despejar es que ser de izquierda implica mucho compromiso intelectual para entender un sistema injusto y, al mismo tiempo, una vocación para entender cómo se dan las transformaciones sociales que permiten ganar terreno a los postergados.

Una gran paradoja es que ser de izquierda es algo abstracto. Incluye desde el que tiene una pose antisistema hasta el dueño de una empresa que se sensibiliza por temas como la vivienda, los derechos humanos. Y en el medio de eso están el delegado de base de un taller, el maestro de escuela rural y el militante político que está en un grupo cristiano o de raíz marxista. Ser de izquierda es, además, un grave problema para quienes desde hace tres décadas vieron implotar a la Urss y crecer al Partido Comunista chino hacia el capitalismo globalizado.

Por eso, quienes transcurrimos alguna militancia concreta en organizaciones o partidos -que se consideran de izquierda- solemos tener necesidad de hacer análisis concreto de historias concretas.

Mi militancia en el PRT ERP me permite tener un sentido de pertenencia colectivo. Mi subjetividad hacia quienes compartimos esa historia es de completa identidad, de hermandad. Por los sueños compartidos, por los compañeros caídos, por las enseñanzas de haber estado dispuestos a desafiar al sistema sin reparar en los riesgos o los costos que esas luchas significaron. Sin embargo, no sólo mi subjetividad está atravesada por esa historia. El registro político de aquella historia me dejó muchas preguntas algunas de las cuales me permiten reivindicar la construcción política revolucionaria y otras, muchas otras, me llevaron a ser muy crítico de las posiciones defendidas en aquellos años. En concreto, el PRT -a criterio de quien escribe estas líneas- tuvo una posición antiperonista que no ayudó en absoluto a fraguar la posibilidad de construir un frente de liberación tal cual se proclamaba. El frentismo no podía convocarse desde fuera del peronismo. En todo caso, era preciso entender que las historias de lucha obreras desde 1945 en adelante tuvieron como sujeto principal al peronismo y, en consecuencia, estar a la izquierda del peronismo revolucionario involucraba un costo excesivo. Es decir, desde una organización joven y sin una amplia base social, se podían advertir muchas limitaciones propias del movimiento popular, pero uno podía quedar relativamente al margen de ese proceso popular. El PRT pagó caro su distanciamiento y confrontación con Perón. Podrá decirse que un proceso análogo vivieron las organizaciones revolucionarias del peronismo. Y así fue. Desde otros lugares relativamente diferentes, Montoneros y otros grupos entraron en una espiral de conflicto con Perón que los terminó marginando.

Pese a las derrotas, pese al genocidio, por algún motivo, los sobrevivientes de aquella generación revolucionaria, volvió a estar en la escena principal de la política argentina. Y sin siquiera un debate ordenado, sin la elaboración de muchos documentos teóricos, un colectivo poco orgánico y bastante intangible está hoy en funciones públicas, en la dirigencia sindical, en la cátedra universitaria, en los medios de comunicación y hasta en lugares claves de decisión política. Néstor y Cristina Kirchner no sólo fueron parte de aquella militancia sino que actuaron estos años con la capacidad de articulación experimentada en aquellos años. Ellos expresaron y expresan a quienes fueron militantes en aquellos días y también a los jóvenes que hoy quieren nutrirse de aquella experiencia.

Cristina Kirchner, como presidenta, tiene el discurso que identifica y alienta a los familiares de los desaparecidos y también estimula a quienes, desde la base, se plantean militar por los derechos de hoy y no sólo por la memoria. El sentimiento generalizado en este proceso de transformaciones es que no hay lugar para una lucha frontal contra el sistema. Pero hay muchos sectores que declaman posiciones que podrían decirse a la izquierda del kirchnerismo. Lejos de ser criminalizados esos sectores, tienen espacio legal para expresarse y construir sus espacios. Y cuando sucede un crimen, como el del militante del PO Mariano Ferreyra, es la misma Presidenta la que monitorea el tema y recibe a sus familiares.

Hay otra izquierda, menos militante en la práctica, pero con más despliegue mediático: la que encarna Proyecto Sur, liderado por Pino Solanas. Suelen mezclar argumentos sensibles a cualquier militante popular -como los ferrocarriles, el petróleo o la minería- con discursos efectistas para provocar bronca contra el gobierno. Se montan en peleas que les permite ganar espacio en la prensa del establishment y con eso intentan abrir su base social. Una mezcla de ingenuidad y oportunismo. Nada grave en medio de un proceso de cambio donde las personas y los grupos políticos no funcionan como piezas de relojería sino como sujetos en plena acción.

El gran tema es que detrás de los grupos y las ideas hay personas de carne y hueso. Con historias y trayectorias tan concretas como sus vidas. Si el kirchnerismo se ganó el lugar del protagonismo en el cambio es -a criterio de este humilde cronista y el de muchísimos otros miles de ex militantes de aquellos años de lucha- porque puede avalar con compromiso cada paso que da. Es la fuerza de la historia. Es, también, la capacidad de aprendizaje de cada uno de los sujetos de este cambio.

26/12/10 Miradas al Sur

lunes, 27 de diciembre de 2010

Las Cosas Se Cuentan Solas


 Por Eduardo Aliverti

La estimulación y la profundización del clima convulsivo eran tan impresionantemente previsibles que el periodista llega a dudar acerca de si acaso no se escapó algún disparador en efecto sorpresivo, espontáneo, imprevisto.
Pero no. No hay caso. Desde la muerte de Kirchner, lo único que no se podía acertar era el momento exacto en que el cínico recato por el luto dejaría paso al relanzamiento de las maniobras de agitación. Nada más. La mesa (les) había quedado servida. Y no importarían las enseñanzas de la impresionante manifestación popular frente al muerto, ni las encuestas que revelan un crecimiento significativo del apoyo al Gobierno, ni el asentamiento del consumo y de los grandes números de la economía. No. En realidad al contrario, esos mismos indicadores serían usados para desmontar su carácter de presunta falacia una vez que estallara lo incontrastable de los hechos. En ese relato que encabezan los jefes mediáticos de la oposición, la economía presenta graves problemas barridos debajo de la alfombra; las deudas sociales, que vaya si las hay, terminan por explotar tarde o temprano, pero mejor si es más temprano que tarde; la masividad de la despedida a Kirchner no merece mayor reflexión que apuntarla como lo lógico del impacto producido por el deceso de un jefe político importante, y el pico de popularidad del Gobierno es un dato transitorio para el que se asocian la lástima despertada por Cristina viuda y aquel espejismo de la marcha económica. De manera que sólo cabía sentarse a esperar la “eclosión”.
La excusa operada inicialmente se llamó Villa Soldati, siempre sin perder de vista que fue sobre la base cierta de penosas condiciones de vida relativas a problemas de vivienda como al acceso a la tierra. Este aspecto estructural, junto con la acción de punteros y facinerosos; el aprovechamiento de los instintos racistas más repugnantes que anidan en vastos sectores; y el concurso infantilista de algunos fragmentos radicalizados, resultó un combo apropiado para disparar “enrarecimiento” social e imagen de violencia concreta por fuera de los habituales parámetros del delito urbano. Apenas se lo piense un poco, una cosa así era, en verdad, lo único que podían tener a mano para horadar. Ellos mismos son conscientes de que, como elemento cautivante del electorado a conquistar, está completamente agotado, a corto y mediano plazo, el discurso de la baja calidad institucional; los modos autoritarios del oficialismo; la corrupción; el aislamiento internacional (???); la crispación generada por la retórica confrontadora. Incluso, no da más lo imperioso de ponerle coto a “la inseguridad” y la inflación, porque ninguno de sus candidatos, reales y potenciales, ofrece algo más o menos creíble a cambio de lo que hay. Se imponía entonces promover o aprovechar algún episodio que pudiera ser apreciado como ostensiblemente distinto del paisaje aburguesado de los avatares políticos. Algo que se saliera de un acostumbramiento que tenía al oficialismo como principal beneficiario.
Si se está de acuerdo con ese bosquejo no cuenta demasiado cuáles fueron los nombres específicos que desataron o usufructuaron Soldati, ni cuánto hubo de errores gubernamentales en la materia imprevisión. Importa cómo lo siguiente a Soldati responde con estrictez a lo que debería resolver, muy rápidamente, cualquiera que no viva en una burbuja atómica. Macri hablando de inmigración sin control, hasta con la ayuda de alguna ¿comunicadora? descerebrada que le agregó “de baja calidad”. El Padrino, que reclama “poner orden”. Los medios hegemónicos, que instituyen al área metropolitana de Buenos Aires como la Argentina entera. Sus ¿periodistas? sobresalidos, que le adjudican a este fin de año funestos presagios. Esa ¿izquierda? tan pelotuda, por ser modestos o condescendientes, capaz de insistir en ¿la creencia? de que todo sirve para continuar masturbándose con alguna una toma del Palacio de Invierno. Nada menos que Nilda Garré al comando de la Federal, y nada menos que policía desarmada ante manifestaciones de protesta como uno de sus primeros anuncios (y nada más, porque es una disposición que rige desde hace años). Los comunicadores ¿de qué? fingiendo no entender la distancia entre que los agentes porten fuego contra la delincuencia, y no tenerlo a disposición contra reproches callejeros. Y –al momento de escribirse estas líneas– la frutilla de Constitución, hasta el extremo de comerciantes y habitués de la terminal señalando que había gentes a la que, por ahí, nadie les vio la cara nunca. Si alguien deseara ser todavía más enrevesado, en una de ésas lo junta con que fue el mismo día en que dejaron libres al Fino Palacios y al amigo Ciro James. Y por las mismas horas en que los hijos adoptados de la Noble Ernestina se negaron a acatar la orden judicial para periciar su ADN. ¿Por qué no habría la licencia para elucubrar esa extravagancia, si cruzando la calle hay cagatintas que relacionaron los hechos de Constitución con la candidatura de Amado Boudou?
La pornografía de esta operación (de “prensa”, porque al conjunto de la dirigencia opositora ni siquiera le da para obrar exclusivamente por las suyas) tiene el mismo volumen que la necesidad de interpretación oficial para no ver onanistas y cirujanos en cada muerto que se les cae del placard. Porque se lo hacen caer o porque se les cae solo, el kirchnerismo tiene el deber de no juzgar cada capítulo de sus desgracias, o problemas, o inconvenientes, como si fueran la última vez o el producto de inevitables ardides opositores. Aun cuando lo sean, como lo son, se apoyan en deudas constatables. La pobreza y la indigencia, el déficit espantoso de la vivienda, la crisis del sistema de transporte público, el aparato ya casi o en un todo ineficiente de los caudillos del conurbano bonaerense, y etcéteras, son cuestiones que ni se solucionan de la noche a la mañana (van solamente unos siete años de gestión, al fin y al cabo) ni deben ser entregadas, sin más ni más, al “con todo no puedo, y nadie podría”.
Ahora que ellos descubrieron esta punta reforzada de articular pobres contra pobres, o de cazadores de oportunidades contra desamparados. Ahora que las porciones, de siempre, de la clase media, vuelven a refugiarse en su horrenda parcela de que no venga ningún bolita a amenazarlas. Ahora que la derecha provocó o encontró un piolín, circunstancial o no, para hacer el croquis de que podría haber una vida mejor si no nos gobernaran estos montoneros, o esta yegua que reparte subsidios entre estos negros de mierda. Ahora que se creen que hicieron la primera, ellos y sus troskos funcionales aunque quizás o seguramente nobles. Ellos y sus narradores de nacionalismo popular nunca sometidos a constancia de gestión, aunque (varios de) sus argumentos sean sólidos. Ahora es momento de demostrar que se está en actitud y aptitud para reforzar el marcaje de la cancha, desde una posición que no se pretende ni revolucionaria de pacotilla ni arrodillada ante los factores de poder.
Si llega a concordarse en que se trata de eso, hay espacio político para desear felicidades y esperar que se concreten.

Citaron a los Hermanos Noble a Dar Muestras para Determinar su ADN.



La jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, citó hoy a los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera a dar nuevas muestras de sangre y saliva para determinar su ADN y así establecer si son hijos de desaparecidos durante la dictadura.

Los hermanos fueron citados para el próximo jueves 23 a las 9 en el Banco Nacional de Datos Genéticos, que funciona en el Hospital Durand, donde se realizará "la extracción directa, con o sin consentimiento, de mínimas muestras de sangre, saliva, piel, cabello u otras muestras biológicas pertenecientes en forma indubitada a Marcela y Felipe Noble Herrera", señala la resolución.

Al anunciar la decisión judicial, las Abuelas de Plaza de Mayo, querellantes en la causa, indicaron que la Arroyo Salgado, titular del Juzgado Federal en lo Criminal N° 1 de San Isidro, "resolvió hacer lugar a la medida de prueba solicitada por nuestra Asociación en el marco de la causa Noble".

La toma de las muestras, por decisión de Arroyo Salgado, estará a cargo de la propia directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), así como también "su selección, obtención, preservación y custodia".
Marcela y Felipe Noble Herrera fueron citados este jueves 23 de diciembre. Antes de la extracción "se los invitará nuevamente a aportar las muestras en forma libre, voluntaria e informada", añade la resolución.

La jueza ordenó la nueva medida de prueba al tiempo que rechazó un pedido de la fiscal Rita Molina para que se dieran por buenas muestras de sangre y saliva extraídas hace un año ante el Cuerpo Médico Forense y sobre las que existían dudas sobre que pertenecieran de manera indubitable a los hermanos Noble-Herrar por perdida de la guarda legal.