Por Daniel Mancuso
Es extraño lo que sucede en Buenos Aires, la ciudad
autónoma, la capital federal, la tierra de Mauricio
Macri.
¿Estaremos viviendo en la nave del olvido? Una intensa abulia cubre a los
porteños, como la niebla esa del riachuelo, la del tango. Pareciera que a nadie
le importa nada. El tipo estuvo ausente de sus tareas, de sus obligaciones,
siempre, pero lo premiaron con el 64.25 %, y con 4 años más para que siga
haraganeando. Él aprovecha el éxito y viaja, viaja, viaja, y cuando vuelve, si
encuentra alguna papa caliente le hecha la culpa a los otros, porque él no
estuvo, no sabe, no fue.
Cuando puede, si su negrita mágica hechicera esclavista lo permite, se hace un
tiempito y va a la tele, a tirar el
corchito y ganarse un auto. Pero su
obsesión fundamental es qué hacer con su tiempo libre. Todo indica que seguirá,
como hasta ahora, pergeñando negocios y negociados, trampas y trampitas, total,
los grandes medios de desinformación continuarán protegiéndolo, y nosotros, los
súbditos de este reino neoliberal, seguiremos como si nada, haciendo la
nuestra, esperando que su magestad "el inútil PRO" se postule, para el 2015, como Presidente del
establishment y de una porción acomodada de la población.
¿Por qué a nadie le interesa qué pasa en la Legislatura? ¿por qué no sabemos
nada sobre la fatiga y el tesón de nuestros diputados locales, aun aquellos que
cantan loas a la nación? ¿Que oscuro caldo se cocina en Perú e Hipólito
Yrigoyen?
¿Habrá más derrumbes, escuchas telefónicas ilegales, escandalosos negociados
inmobiliarios, patoteadas y golpes a los
docentes? Es posible. Mientras sigamos mirando para otro lado, con el asco circunscripto a unos pocos sensibles y
perseverantes, la probabilidad de que haya más muertes, mas injusticia, mas
iniquidad será una certeza indefectible, y tal vez, sigamos condenados a 100
años de soledad.
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