Nos encontramos ante un nuevo aniversario, el número 10, de
lo ocurrido el 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando la represión estatal se
recrudeció, y terminó con la renuncia del entonces presidente Fernando De la
Rúa. Escondido tras el personaje de BOLUDO, que desarrollaba a la
perfección y el cual despierta dudas hasta en los más escépticos, De la Rúa
abandonó su cargo dejando atrás más de una treintena de muertos en todo el
territorio nacional, centenares de heridos, y un país en llamas. Hoy, 10 años
después no tiene ninguna condena por los muertos y heridos que dejó la brutal
represión estatal durante su mandato.
La mano venía brava y estalló
a finales del 2001, después del tristemente célebre "corralito" de
Cavallo, con el cual se retenía el dinero de la gente en los bancos, como una estrategia
más para salvar a los bancos. Pero esto no empieza ni en el corralito, ni con
De la Rúa, esto empieza allá por 1976, durante el golpe de estado, el cual
comenzó a aplicar políticas financieras impuestas por Martinez de Hoz (a quién
nunca se le cruzó un martillo). Cabe recordar que el propio
Cavallo fue quién en 1982, a cargo del Banco Central de
la República Argentina durante el gobierno de facto, estatizó parte
de la deuda externa del sector privado. Este tipo de políticas "liberales" se
siguieron manteniendo en pié por parte de los grandes grupos económicos que
realmente decidían el destino del país durante la presidencia de Raúl Alfonsín,
y se profundizaron con la llegada del menemismo, que trajo con sigo el
neoliberalismo, sus privatizaciones y el vaciamiento de sentido de la política.
Todo este proceso explotó durante el gobierno de la Alianza, la cual no cambió
de sistema, y que a la hora de la crisis, salvó a los bancos y dejó al pueblo
sumido en la miseria.
Hoy, diez años después del estallido, ante una
situación absolutamente distinta, de progreso, de fortalecimiento del estado y
de la política, de protección del pueblo con políticas sociales que ayudan a
los más desprotegidos, con bajos niveles de desocupación, con un florecimiento
de la industria nacional, no debemos olvidar lo ocurrido 10 años ha, debemos
profesar esa tan valiosa trilogía de MEMORIA, VERDAD y
JUSTICIA, debemos tener una MEMORIA activa, para que esto no vuelva
a ocurrir, a la VERDAD la conocemos, pero a medias, ya que hay que
descubrir hasta al último de los responsables, y debemos exigir JUSTICIA,
para que quienes vaciaron al país, y que para hacerlo pasaron por encima de
tantos cadáveres y de tantos heridos, y de tantos marginados y personas sumidas
en la ignominia a causa de la imposibilidad de sustentar a sus familias, y que
esos culpables paguen por lo que hicieron para que no vuelva a ocurrir NUNCA
MÁS.
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