Hay una intelectualidad gorila
que desprecia las manifestaciones populares. Sebreli es quizá su expresión más bochornosa. Es cierto que en su momento Galtieri tuvo un alto
nivel de respaldo en su aventura malvinera, tan cierto como que la recuperación
de la islas es una reivindicación muy fuertemente instalada en nuestra memoria
colectiva y que entonces es por ahí por donde habría que buscar explicaciones
al respaldo popular que tuvo el accionar de la dictadura en 1982. Pero comparar
ese apoyo con un proceso electoral donde en ambos casos, y superando el 50%, la
presidenta fue reelegida, es verdaderamente patético. Para esta gente todo es
lo mismo, por ejemplo comparar un apoyo que nunca se mensuró electoralmente,
como el de Galtieri, con la ratificación de Cristina Fernández de Kirchner como
presidenta.
¿Qué rigor analítico puede haber cuando se parte de una comparación tan traída
de los pelos? ¿Cuántos votaron a Galtieri? ¿No estamos ya en tiempos donde hay
que empezar a exigir cierto nivel de seriedad?
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