
“¿Cuánto das por un fraude electoral?”
“Un Das Neves”
Fue uno de los tantos chistes amargos que circularon ayer, luego de las elecciones en Chubut.
Lo sucedido en esa provincia, llena de vergüenza a la democracia argentina toda.
Por el oscurantismo del sufragio que le negó a la ciudadanía el derecho a informarse y por el parloteo arrogante del gobernador Mario Das Neves adjudicándose el triunfo con 5 décimas de diferencia y no por los 30 puntos que había pronosticado; pero lo que es peor, cuando hay técnicamente 15 urnas sin escrutar y más de 4 mil votos entre anulados y recurridos.
“Un Das Neves”
Fue uno de los tantos chistes amargos que circularon ayer, luego de las elecciones en Chubut.
Lo sucedido en esa provincia, llena de vergüenza a la democracia argentina toda.
Por el oscurantismo del sufragio que le negó a la ciudadanía el derecho a informarse y por el parloteo arrogante del gobernador Mario Das Neves adjudicándose el triunfo con 5 décimas de diferencia y no por los 30 puntos que había pronosticado; pero lo que es peor, cuando hay técnicamente 15 urnas sin escrutar y más de 4 mil votos entre anulados y recurridos.
Un dirigente que pretendía tener estatura para aspirar a la presidencia del país, debería haber tenido el decoro de esperar los resultados del escrutinio final para cantar victoria. Si los votos que faltan contabilizar le dan el triunfo, podrá hacerlo. Pero ya le será inevitable ocultar que quedó definitivamente magullado y malherido en su proyección nacional.
¿Y si los votos marcan lo contrario? La sola posibilidad aritmética de que esto sea posible, inhabilita cualquier gesto triunfalista.
¿Y si los votos marcan lo contrario? La sola posibilidad aritmética de que esto sea posible, inhabilita cualquier gesto triunfalista.
Más allá del resultado final, lo ocurrido deja algunas lecciones para la reflexión de todos los argentinos, no sólo de los chubutenses.
* La oposición al modelo nacional, popular y democrático de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es de una mediocridad absoluta, a estar por lo ocurrido en Chubut. En esa barca del fraude, estuvieron bailando hasta la madrugada De Narváez, la diputada golpeadora Graciela Caamaño, Felipe Solá y otros.
*Una elección se puede ganar o perder, pero lo que no se debe hacer es enturbiar la necesaria transparencia que la democracia exige a todos los ciudadanos y mucho más, a sus dirigentes.
*Una elección se puede ganar o perder, pero lo que no se debe hacer es enturbiar la necesaria transparencia que la democracia exige a todos los ciudadanos y mucho más, a sus dirigentes.
*Se puede ganar la elección de un cargo por un solo voto, pero los liderazgos se ganan con holgura y con conducta. O no existen.
*Los medios de desinformación monopólica fueron cómplices de la operación de fraude dando por válidas las bochornosas declaraciones de Das Neves y adjudicándole el triunfo a su candidato.
*Los medios de desinformación monopólica fueron cómplices de la operación de fraude dando por válidas las bochornosas declaraciones de Das Neves y adjudicándole el triunfo a su candidato.
*Las elecciones presidenciales de octubre próximo no deben ser un momento fugaz, ocasional, circunstancial de la historia que venimos construyendo como sociedad.
Si así fuera, ese momento sería pasible de verse afectada por estas oscuras maniobras que degradan la democracia.
Octubre tendría que ser la coronación de un proceso político colectivo, donde valoremos las conquistas alcanzadas con el modelo gobernante, de un lado y del otro, recordemos a quienes en el 2001 provocaron aquel grito desesperado que aún sigue resonando: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
¿Qué parte no entendió, gobernador Das Neves?
Si así fuera, ese momento sería pasible de verse afectada por estas oscuras maniobras que degradan la democracia.
Octubre tendría que ser la coronación de un proceso político colectivo, donde valoremos las conquistas alcanzadas con el modelo gobernante, de un lado y del otro, recordemos a quienes en el 2001 provocaron aquel grito desesperado que aún sigue resonando: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
¿Qué parte no entendió, gobernador Das Neves?
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