lunes, 28 de febrero de 2011

Mauricio Macri, Candidato De La Muerte

Por Norberto Galasso

Resulta natural su acercamiento al dirigente político que debió anticipar la entrega del poder por los infames asesinatos de los jóvenes militantes Kosteki y Santillán, en 2002. Se comprende tanto Macri como Duhalde, según nos informamos últimamente, cultivan estrechas relaciones con la embajada estadounidense para despotricar contra el gobierno de Cristina.

Lo que podría ocurrir, en el caso inverosímil en que Macri lograse llegar a la Presidencia de la Nación, está anticipado en su gestión como jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Son muchas ya la pruebas de que dicho señor no auspicia la Vida sino la Muerte

Y ello se comprueba en un vistazo a vuelo de pájaro.

Si empezamos por el barrio –pues como decían nuestras abuelas “para muestra basta un botón”– resulta decisivo lo que ocurre con el Parque Chacabuco (y que parece repetirse en otros parques). Ya en los últimos años ha ganado terreno la manía de encarcelar a los parques y a las estatuas, remplazando lo que debe ser un ámbito de libertad con un perfil carcelario. Pero ahora Macri –probablemente urgido por alguna empresa constructora y seamos disculpados si en esta afirmación supone alguna mala intención– decidió en enero y febrero alambrar gran parte del Parque Chacabuco, ya duramente castigado en la época de la dictadura genocida por la autopista y un enorme local que se le cedió a la empresa Disco.

De manera tal que ha cerrado el paso a más de la mitad del parque con alambre tejido, tal cual se usaba en los viejos gallineros, cortando el paso justamente cuando los pibes están de vacaciones, y muchachas y muchachos salen a correr alrededor del mismo en busca de una vida sana. Seguramente, las refacciones (?) estarán listas en invierno, cuando la escuela y el clima les quita interés a los espacios verdes. Este inteligente plan de refacciones ha provocado la repulsa del barrio y los pocos lugares donde han quedado puertas o paredes se hallan hoy cubiertas con inscripciones tales como: “Macri ladrón”, “¿esto es un parque o un basural?”. Y en especial, una muy contundente: “Macri, devolvenos el parque.”

Efectivamente, el jefe de gobierno de la Ciudad le ha quitado aire, sol y verde a los chicos, al mismo tiempo que ha secado las fuentes, que años atrás refrescaban el paisaje y hoy están resecas. Le ha quitado a los aerobistas la visión alegre y descansada de los viejos árboles y el césped, para remplazarlos por algo así como una recorrida alrededor de un gallinero, un basural. Es decir, les ha quitado Vida.

Alguien dirá que sacamos conclusiones exageradas de un pequeño suceso municipal. Pero no es así, porque es el mismo Macri quien ha vetado la ley de fabricación de medicamentos por la Ciudad, que, según nos comenta el sanitarista José Carlos Escudero, significaría reducir a un tercio el precio de los medicamentos. Lo que permite enganchar un hecho con el anterior: primero, que no reciban aquello que mejora su vida, segundo, que resulte muy caro comprar aquello que combate la enfermedad. Según sus propias declaraciones, Mauricio no sabe por qué razón aplicó 71 vetos en su gestión pero, sin ser mal pensado, puede suponerse que así como detrás de la cerrazón de parques están las constructoras, así también detrás de este veto a la producción de medicamentos están los grandes laboratorios.

Si a ello se agrega su política de orden basada en los desalojos compulsivos a través de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) y su idea solidaria de aplicar pistolas paralizantes, se comprende la coherencia del jefe de gobierno. En este sentido también se ha pronunciado su secretario de Educación, al señalar que ha llegado el momento de la muerte de la escuela pública, debiendo ser todas privadas, un nuevo golpe a la niñez y la adolescencia, ofreciendo así un futuro de argentinos desnutridos, con problemas respiratorios, pálidos e ignorantes que resumirían la concepción del hombre nuevo que tienen las clases dominantes.

De aquí resulta natural su acercamiento al dirigente político que debió anticipar la entrega del poder por los infames asesinatos de los jóvenes militantes Kosteki y Santillán, en 2002. Se comprende tanto Macri como Duhalde, según nos informamos últimamente, cultivan estrechas relaciones con la embajada estadounidense para despotricar contra el gobierno de Cristina, siendo que aquí tampoco, por supuesto, hay mala intención sino continuidad histórica, pues esa diplomacia tiene larga historia de destrucción y muerte. No es casualidad tampoco que escribamos esta nota en el mes de febrero, siendo que el día 21 se cumplió un nuevo aniversario del asesinato del líder popular nicaragüense Augusto César Sandino, que se convirtió en guerrillero para defender a su patria invadida por los marines, audacia que pagó con su vida en 1934, a manos de un servidor del imperialismo yanqui, como lo fue Anastasio Somoza durante muchos años. (Digresión: hace dos años, al culminar un seminario sobre América Latina en una facultad de esta ciudad, se me acercó un estudiante para agradecer a los oradores que le habíamos revelado quién era Sandino, porque en los planes de estudio no figuraba preocupación alguna para recuperar su lucha de varios años frente al invasor imperial.)

Tampoco es casualidad que en estos días se cumpla un nuevo aniversario de la muerte del Mariscal Francisco Solano López, en Cerro Corá, en 1870, también después de 5 años de lucha heroica contra la Triple Infamia, financiada por el imperialismo británico. También aquí la muerte –de la mayor parte de la población masculina de 12 años en adelante– vino a enfrentar a la Vida que significaba el progreso de Paraguay como el país más adelantado de América Latina, en esa época.

Pero la Muerte no puede contra la Vida, esa que enarbolan siempre las Madres de Plaza de Mayo y también, en este caso, quienes, como Alberdi y Felipe Varela y otros muchos condenaron la política de muerte bregando tozudamente por la liberación y la unidad de nuestros países.

En relación con todo esto, podemos afirmar con entusiasmo que hoy, tanto Sandino como Solano López, tienen el merecido reconocimiento de los pueblos de la Patria Grande Latinoamericana. Son el futuro y son la Vida. Por eso también cabe sacar la conclusión de que Macri, candidato de la Muerte, ya está derrotado en estos tiempos de una Patria Grande de “las mil flores” que renace día a día.

27/02/11 Tiempo Argentino
t-size:� V p ; �M� � � st-font-family:"Times New Roman"'>Poco que agregar. Había que destruir ese "mal ejemplo" que constituía el Paraguay autónomo y hacerlo de cuajo, para que quedara claro que todas las políticas nacionales de América Latina debían ser librecambistas (así llamaron siempre al "dirigismo" de las clases dominantes , aún hoy).


Terminada la guerra, solo 250.000 niños, ancianos y mujeres vagaban sobre las ruinas de lo que fuera un país próspero y soberano, eran los restos dolientes de una población de 1.500.000 personas, aniquilados en nombre de la libertad: "La letra con sangre entra" habrán pensado Mitre y Sarmiento.

Me gustó que Cristina recordara esta guerra que muestra el extenso proceso de construcción de un órden oligárquico terrateniente en nuestro país y que para consolidarse no dudó en sacrificar el digno intento de un pueblo valeroso y comprometido con otro proyecto.

La historia siempre reaparece con un mensaje resignificado y Cristina supo hacerlo en palabras comprensibles y didácticas.

Finalizo con la carta que escribiera el hijo del "vencedor" de Ituzaingó, una vez ganada la guerra y destruido el Paraguay. Dice en su carta Emilio de Alvear :

"El Paraguay, en peores condiciones de gobierno, de clima y topografía se ha bastado a sí mismo durante cinco años de guerra tenaz y sin tregua. Los Paraguayos tuvieron marina que ha peleado con honor.

El Paraguay ha sucumbido pero al menos cada disparo de cañón o de fusil que resuena en los montes marcando su agonía, es de pólvora, cañon y armas paraguayas. ¡Tienen con que hacer sus honores fúnebres¡.

Entre nosotros es extranjera el arma que nos mata, la que nos defiende, hasta el arma con que vencemos; la espada de Ituzaingó, que me ha legado mi padre, lleva el escudo de Jorge II. ¡Cuánto daría yo porque ella fuese tan argentina como el triunfo que simboliza¡"


¿Cuántos Diegos de Alvear pueden hacer hoy esta lectura de la realidad Argentina? ¿Cuántos seguirán prefiriendo el escudo extranjero y la espada de Jorge II?.
He aquí, uno de nuestros principales problemas, una derecha que carece de proyecto nacional.

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