lunes, 28 de febrero de 2011

Con La Espada, Con La Pluma Y La Palabra

Por Daniel Mancuso
Hoy empezaron las clases. Estoy feliz, mi hija va a la escuela pública. Las maestras son muy buenas, la directora una genia, los padres y madres de los compañeritos son gente de laburo, de barrio. Los pibes se divierten y comparten sus mochilas de vida nueva en juegos y canciones.

Lo único que me hizo ruido fue el Himno a Domingo Faustino Sarmiento.


─ Sí, ya sé que hizo mucho por la Educación Pública, y que no faltó a clase ni aún con gripe. Fue Presidente de la Nación, senador nacional y Gobernador de San Juan.

Carlos Saúl Menem también fue Presidente de la Nación (¡Dos veces!), senador nacional y Gobernador de La Rioja, y mirá cómo nos dejo culo pa' arriba.

─ Pero escribía como los dioses, ¡Qué pluma! ¡Qué prosa!

─ ¿Y?, ¿Con eso qué?, Vargas Llosa también escribe bien, hasta le dieron el Premio Nobel, pero es un reaccionario macerado en "aceto balsámico Tradizionale di Modena" que cuando hace declaraciones nos recuerda al soberbio Francisco Franco en una de sus pomposas alocuciones.




Sarmiento alentó la inmigración, reformó el puerto, promovió la telegrafía eléctrica, realizó el primer censo de población, y otras cosas más... pero cómo perdonarle que quisiera regalar la Patagonia...

  • «He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso... El gobierno argentino, engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas, Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y quizá toda la Patagonia... No se me ocurre después de mis demostraciones, como se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia les queda. Es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?»

¿Cómo entender su xenofobia y racismo protonazi?

  • «¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado».

En 1861, el sanjuanino le escribe a Bartolomé Mitre y le dice...

  • (...) «no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos».

En una carta a Domingo de Oro, del 17 de junio de 1857, el demócrata futuro Presidente escribe...

  • «Las elecciones de 1857 fueron las más libres y más ordenadas que ha presentado la América... Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleados hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos entre toda esa gente, que el día 29 triunfamos sin oposición. El miedo es una enfermedad endémica de este pueblo. Esta es la palanca con que siempre se gobernará a los porteños, que son unos necios, fatuos y tontos».


Norberto Galasso nos alumbra sobre el padre del aula...

Hay VARIOS Sarmientos que difícilmente puedan identificarse y valorarse de una sola manera. El más conocido es el Sarmiento ideólogo, que ofrece a sus contemporáneos un cuerpo de ideas que conforman el pensamiento más representativo de la clase dominante, durante varias décadas.

Más allá de que Sarmiento haya sido consciente o no, él le entrega a la clase dominante una herramienta poderosísima para hegemonizar ideológicamente al resto del país, especialmente a la clase media. En este sentido, sin ninguna duda, es un reaccionario, porque su concepción ideológica y política permite legitimar el orden semicolonial.

A través de sus ideas, la oligarquía azonza a los argentinos, implanta la colonización pedagógica (en el idioma usado por Jauretche) es decir, logra el consenso, impone, como diría Gramsci, el sentido común de la sociedad argentina o, como decía Marx, logra que las ideas de la clase dominante sean las ideas dominantes en la sociedad.

1. Por esta razón, la Historia Oficial lo celebra junto a Rivadavia y Mitre, no por su gestión presidencial, ni por su literatura, sino por su ideología.

2. Por la misma razón, la Historia Social lo respeta y evita criticarlo. (Más bien prefiere dedicarse a denostar a José Hernández, su reverso ideológico, o a Felipe Varela, una alternativa latinoamericana o a Raúl Scalabrini Ortiz por desnudar el andamiaje de opresión semicolonial montado por el Imperio Británico).

3. A su vez, el nacionalismo de derecha lo juzga un enemigo, no por darle ideología a la clase dominante, sino por haber sido abanderado de la ley 1420 de enseñanza laica, en detrimento de la escuela confesional. Las bombas de alquitrán con que tradicionalmente Tacuara y otros grupos nacionalistas festejaban los 11 de septiembre haciendo puntería en los bustos de Sarmiento, tienen ese sentido de defensa de la religión y de lo tradicional, y no sentido antiimperialista.

4. Jauretche formula la crítica más profunda a Sarmiento en cuanto a la función cumplida como ideólogo, reconociéndole algunas virtudes en otros terrenos, como el literario, pero insistiendo en que lo grave es el sarmientismo, como religión o concepción de la oligarquía y los sarmientudos, peores que Sarmiento. Más allá de esta función negativa, lo reconoce como un bárbaro, como un primitivo, como un Facundo que agarró pa' los libros...



¿No será hora de cambiarle el nombre a las incontables avenidas, parques, fragatas, ferrocarriles, calles y escuelas?

¿No será mucho tener tanto Mitre, Roca y Sarmiento, ¡Tanta Gloria y loor! ¡ Tanta Honra sin par?

Para colmo, cada día los tenemos en la mano, en un mismo lodo todos manoseaos...

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