viernes, 8 de octubre de 2010

Carta Abierta Al Sr. Jorge Lanata


Gabriela Aguar

Corrían los años 90 y la malintención menemista empezaba a vislumbrarse con la Ley del Indulto a los genocidas partícipes de la dictadura militar que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983.
Ella conocía todos los puntos importantes que debía considerar y por supuesto las críticas, a través de los editoriales y “jugosas” notas de Página/12.
Se indignaba al leer las palabras de ese periodista al que admiraba, y en aquel momento más que nada lo hacía porque él también se indignaba, así lo expresaba y… qué bien lo hacía.
Recortaba prolijamente todos los artículos que podía y los colocaba en una carpeta de esas negras, oficio, como de cartón, que había antes.
Muchas veces pensaba en lo que le generaba admiración hacia él. Era su estilo, lo que decía y cómo lo decía, su valentía, su ironía…
Un día decidió que, aún con el esfuerzo necesario –recuerden que eran las épocas de la flexibilización laboral a la que ella no logró escapar como tantos otros- compraría todos los días “el Página” y los coleccionaría “porque un día servirían, seguramente para dar testimonio del pasado”.
Porque había aprendido que valía la pena saber, aunque duela, aunque cueste.
Porque había aprendido a mirar críticamente las acciones del gobierno, a no creer ciegamente en nada.
Porque había aprendido que los argentinos no habíamos sido tan derechos ni tan humanos como había ella creído.
Se compró el “Nunca Más”. Y un mundo lleno de horror hirió su corazón para siempre pero no se arrepentía porque saber todo lo que había pasado en “los años de plomo” era lo que había que hacer para ser mejores argentinos, para que eso no vuelva a suceder.
Los años pasaron y ella eligió la docencia como carrera profesional. Y la Historia como eje principal de su enseñanza.
La influencia de personas como él fue, sin duda alguna, muy importante.
Enseñó a sus alumnos que “Los que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla”.
Mantuvo la memoria en alto, bien en alto y, como un orgullo ella decía que, eso sería asimilado por sus cientos de alumnos.
En un momento dado, allá por el 2003, el periodista aludido publicó “Argentinos” (Tomos I y II) de lectura recomendada para Enseñanza Media y por supuesto, ella los compró. De allí obtendría material para sus clases.

Ya en la contratapa del Primer Tomo se leía:

Entendí que aquella historia que me habían enseñado, era una trampa: si me vendían la pelea como un asunto concluido, nunca me iba a involucrar en ella (…) Si me enseñaban una historia que ya había pasado, ¿con qué datos podría construir el presente?”

Recuerda que como frase inicial en un examen sobre Historia Argentina Contemporánea tomó la frase de Arturo Jauretche que aparece en Carta a los Lectores. Obra en construcción del Tomo I:

Interrogamos al pasado para obtener la respuesta del futuro, no para volver a él en melancólica contemplación o para restaurar formas abolidas, sino para que nos enseñe cuáles son los métodos con que se defrauda el presente e impedirlo.

Y una vez más volvió a pensar: Coherente, preciso y contundente, Jorge Lanata  es uno de esos seres imprescindibles para la Historia de un país (por aquello que decía Bertolt Brecht)
Será por todo esto que he narrado hasta aquí que hoy a esa persona, que soy yo, la invade una sensación de extrañeza y, por sobre todas las cosas, de decepción.
Hoy, cuando tenemos la libertad suficiente para decir a los cuatro vientos que defendemos nuestra memoria por sobre todas las cosas, él ha dicho “Basta”
Hoy, cuando se está en la búsqueda para el efectivo cumplimiento del castigo a los culpables de horror que él mismo ayudó a difundir, dice simplemente “Estoy harto”
Y me pregunto:
¿Lanata harto de la Dictadura?
No, no puede ser.
¿Lanata ingenuo?
No, tampoco.
Entonces ¿qué pasa? ¿qué está pasando?
Lanata dice que no entiende que la repetición de un multimedio como Clarín en sus múltiples brazos, absolutamente las 24 horas del día la misma noticia, tergiversada, maximizada o minimizada según la conveniencia, es repetición “a propósito”.
Lanata dice que repetición  “a propósito” es la de “seissieterrocho” y que además eso es sí es “Goebbels  puro”.
Lanata dice que el multimedios Clarín es “débil” y que la causa Papel Prensa (de la que él mismo habló) ahora es “inventada”.
Lanata ahora habla de “sacar de contexto”.
Lanata es de pronto ingenuo y piensa que Hebe de Bonafini, Madre de Plaza de Mayo, va a “tomar Tribunales”.
Lanata cae de pronto al abismo y dice de otro periodista que “es un viejo acabado” que se pasó “toda la dictadura chupando”… sólo por dar un ejemplo.
Lanata es opositor al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, al gobierno que deja que libremente él se exprese porque así debe ser… que bajó el cuadro de Videla del pedestal en que estaba, que eleva a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en cuanta oportunidad  tiene, que se enfrenta al multimedio formador de opinión que él criticaba…
Lanata fue nombrado como uno de los periodistas más valiosos que tiene la oposición por el procesado Mauricio Macri.
No entiendo.
Esto es triste.
Y te digo qué es triste: tener tus libros acá en mi mesa de trabajo  y saber lo que significaron para mí, al igual que tus palabras y reflexiones de tantos años y sentir una notable y terrible decepción. Eso es algo realmente triste.
En fin Jorge… el ejercicio de escribir esto que estoy escribiendo, debe terminar en algún momento y ese momento ha llegado.
Para despedirme de vos y de todo lo que significaste para mí y para tantos otros, ahora que ya te he perdido el respeto, me queda sólo una pregunta para hacerte y es:
Si como vos decís, “Diego Gvirtz lo hace por plata”…  decime Jorge Lanata, ahora que todas las posibles excusas se diluyeron bajo tus propias palabras (las de ahora, claro, no las de antes), ahora que escondiste debajo de la  alfombra todas tus banderas…
Decime: ¿VOS POR QUÉ LO HACÉS?
Pregunta retórica… no hay respuesta.
Entonces me decido, en silencio, cierro los libros… pienso un lugar para ellos que no sea mi biblioteca que es casi sagrada para mí. Y sinceramente no se me ocurre nada.
Pienso en los diarios que todavía tengo guardados… y algo en mi interior me dice:
“Quemá esos diarios”
“Tirá esos recortes”
“Regalá los libros”
Y si podés, pensá que Jorge Lanata ha muerto.
Después de todo, es lo que finalmente ha ocurrido desde que el personaje que inventaste se tragó al que eras o viceversa.
Y mientras eso sucedía, todos nos quedamos mirando, como decía Serrat “chupando un palo, sentados sobre una calabaza”

Compilado por Simón

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