Publicadas por Gerardo Fernández
Hasta unos meses atrás, cuando uno salía del puente de Lujan y tomaba la ruta 5 tenía la amansadora histórica del semáforo que estaba frente a la Esso. Una verdadera tortura. El fin de semana viajé a Tres Lomas y comprobé con gran satisfacción que se está construyendo una rotonda que, naturalmente, eliminó esa demora histórica del semáforo y le comenté a mi esposa "Mirala vos a la Rosso, mirá cómo la compañera está haciendo algo sencillo que se pudo hacer muchísimo antes"
Hoy por la mañana, Graciela Rosso estaba explicándole a Víctor Hugo el plan de alfabetización que implementó al llegar a la intendencia de Luján y de pronto se le quebró la voz y la emoción se transformó en llanto. Sentí que estamos muy bien cuando tenemos dirigentes capaces de emocionarse así.
En sociedades con tantos contrastes, la gestión es eso, un plan de alfabetización, una cloaca o el tendido de agua corriente. Es probable que la intendenta se emocione porque perciba cierto ninguneo desde algunos lugares respecto a estos actos de gestión o que no se los valora en su verdadera dimensión. Es probable que las lágrimas se le agolpen porque siente que ahora puede desarrollar desde el gobierno municipal lo que treinta o cuarenta años atrás añoraba en el despliegue de militancia barrial. Es probable que esa rotonda que nos ahorra unos minutos a frenéticos automovilistas tenga más difusión que el plan de alfabetización y es probable también que mucha gente piense que estas son cosas que pasan porque tenían que pasar independientemente del gobierno de turno.
Quizá por eso se quiebra la compañera y nos emocionamos con ella.
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