jueves, 7 de octubre de 2010

El Premio Nobel de la Paz Blanco, Negro o Incoloro.

Por Orlando Barone

Hoy continúa la larga saga judicial sobre el hasta ahora inalcanzable ADN de los jóvenes Noble Herrera, probables victimas de tiempos de genocidio. Y como siempre las Abuelas de Plaza de Mayo insistirán en su necesidad de saber confiando en la Justicia. Estamos ya en Octubre. Ayer una solicitada con cientos de firmantes notables de la cultura, la ciencia, el arte y la política pide más firmas para alentar al mundo acerca del merecimiento de las Abuelas a obtener el Premio Nobel de la Paz. En su centenar de ganadores durante más de un siglo, la distinción ha marcado etnias y culturas, aunque también ha errado en premiados incoloros y en inexplicables ausencias. Mahatma Gandhi nunca lo obtuvo. Cuando se le otorgó a Henry Kissinger por su intervención en el fin de la guerra de Vietnam, el otro premiado que compartía la honra – el vietnamita Le Duc Tho- lo rechazó porque para él su país todavía estaba amenazado. Claro que el Nobel de la Paz honró alternativamente a Martin Luther King, la Madre Teresa, Mandela, Rigoberta Menchú y la Cruz Roja. También a Gorbachov, Carter, Arafat y Rabin. El año pasado, para esta época, se anunció el nombre del ganador: Barack Obama. Hubo premiados de aceptación mundial unánime y premiados despremiados con el desdén y la duda. Ya estamos en el umbral de que se defina el que corresponde al año 2010. La Argentina tiene dos Premios Nobel de la Paz: Saavedra Lamas por su diplomacia en la guerra entre Bolivia y Paraguay; y Pérez Esquivel por los derechos Humanos en épocas de la dictadura. El nombre del próximo ganador se anunciaría el viernes próximo: estamos en vísperas de que eso suceda. Hay récord de candidaturas- más de 200- lo que en relación al mundo violento que se vive puede tener su razón o sinrazón. Durante la primera guerra y la segunda del siglo veinte el premio Nobel de la paz fue suspendido. Una idea del vértigo de los tiempos se demuestra en la gran chance que tiene Internet para ganarlo por su influencia en el entrelazamiento de los seres humanos. Otros postulantes son el demócrata Al Gore, el cantante Bono y Evo Morales. Los argentinos estamos cerca, tenemos méritos. Damos pruebas en Unasur, en la democracia, en el resurgimiento del país, en la libertad para peticionar y reclamar, en la ampliación de la ciudadanía, en el afán de liberar la información. Y en los Derechos Humanos y el juicio a los genocidas. Las madres y Abuelas son las garantes. Si el premio llega será una honra al ADN de la vida. Pero si aviva sectas de odio que desoyen al cardenal ayer en Luján, es porque ante el triunfo del amor el odio sigue odiando. Y se terminará odiando a si mismo. No desear a las Abuelas el premio es traición a la condición humana. Lo que es seguro es que- de obtenerlo- el más de un millón de Euros que reciban no se gastará en fiestas de champán y caviar.

Compilado por Santiago.

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