jueves, 31 de mayo de 2012

¡¡¡ FUISTE, ALPISTE !!!


¿Mauricio Macri tiró la toalla? 

POR HERNAN BRIENZA

 

El jefe de gobierno, entre el abandono absoluto de la gestión y el recorrido judicial por distintas causas. El fallo de la Corte que obliga al Grupo Clarín a cumplir la Ley de Medios, la quita de la concesión a TBA y las medidas tributarias y de control del mercado de cambios.

Más allá de su ausencia en el Tedeum organizado por el cardenal Jorge Bergoglio, ocasión que siempre aprovecha el príncipe católico para florearse con sus críticas frente a los políticos pero sin hacerse cargo de ninguna de las faltas cometidas por los hombres de la Iglesia durante los últimos 40 años, el intendente de la Ciudad de Buenos Aires parece haber comprendido que él en la carrera presidencial ya es No Placé. E igual que el gordito dueño de la pelota que no juega si no lo dejan ganar –quizás una de las características entre un animal político y un tirifilo tratando de hacer política es el placer que produce el propio juego independientemente del resultado final–, Macri comienza a desandar sus propios deseos y transita por el abúlico camino de la des-gestión. Aburrido, malhumorado, sin recursos discursivos ni fuerza transformadora se desdibuja como esperanza blanca de la derecha argentina –lo que conlleva un problema para el sistema político argentino– y pasa a una etapa defensiva marcada por la caída en las encuestas –finalmente, a pesar de la cobertura mediática del Grupo Clarín y el diario La Nación, comenzaron a entrarle las balas y hasta su propia clientela comienza a desconfiarle como posible líder político y social–, el recorrido judicial por distintas causas y el abandono absoluto de la gestión.
 
Posiblemente sea aventurado decirlo, pero es posible que Macri ya sepa que no tiene chances para las presidenciales y esté organizando su Operación Desensillando de la Política. Por lo pronto, lo único cierto es que el viernes pasado no asistió al Tedeum. Las dos fotos fueron contundentes. Mientras María Eugenia Vidal asistía con cara de circunstancia al reto bergogliano, la presidenta Cristina Fernández realizaba un acto ecuménico –que incluía a cristianos, judíos, musulmanes y confesiones de los pueblos originarios, entre otros– donde la protagonista volvía a ser indiscutiblemente la política.

II. También fue protagonista la política en los tres momentos más importantes de la semana: a) la decisión de la Corte Suprema que obliga al Grupo Clarín a cumplir la ley votada por los representantes de la mayoría de los argentinos, b) la quita de la concesión a TBA de las líneas Sarmiento y Mitre y el traspaso al UGOFE, y c) la política de presión tributaria y de control cambiario que lleva el gobierno para prever futuros problemas económicos.

a) En el primero de los casos, porque el Estado obligará finalmente a cumplir la ley a un grupo corporativo acostumbrado a tener aceitadas su propia línea de jueces y su propia tropa de legisladores. Si todo marcha como corresponde, el Grupo Clarín, que adquirió fuera de la ley la empresa Papel Prensa tendrá, ahora, 35 años después, que sentarse a cumplir una ley que va en contra de sus propios intereses. Se le acabaron a Clarín, al menos durante este gobierno, los tiempos en que podía dibujar concesiones, licencias, leyes de bienes culturales, salvatajes financieros espurios y negocios fraudulentos con las jubilaciones de los argentinos. Ahora, deberá empezar a cumplir las leyes.

b) La mayoría de los argentinos soñamos con un modelo ferroviario enteramente estatal. Sin embargo, la zona metropolitana contará, al menos en esta etapa, con una administración mixta a través de UGOFE entre el Estado Nacional y las empresas Metrovías y Ferrovías. Obviamente, la presencia de la firma Roggio genera suspicacias y no significa un grito soberano ni mucho menos, pero se trata de un desplazamiento del Grupo Cirigliano, uno de los más cuestionados en el negocio del transporte público. Es posible que el Estado, con sus límites y sus encorsetamientos heredados de los años noventa no pueda afrontar –menos en años de dificultades económicas externas– el desafío de gestionar todo el entramado ferrocarrilero, pero no menos cierto es que a esta altura sus hombres deberían estudiar una reforma profunda del sistema público de transportes que articule trenes, subtes y colectivos y que tome al área metropolitana como una unidad y no como islotes o entidades aisladas.

 

c) La posibilidad de desdolarizar a la sociedad argentina es quizás el mayor desafío que tenga la economía nacional en los próximos años. Partiendo de la base de que el Estado tiene toda la potestad y la legitimidad para controlar la variable y el mercado cambiario, el desafío más importante que tiene el gobierno es recuperar la confianza de la población –destruida desde el Rodrigazo en adelante e incluyendo las desleales políticas de Martínez de Hoz y de Sigaut, la híper inflación alfonsinista y la desprolija salida de la Convertibilidad– en los instrumentos económicos nacionales. Sólo demostrando que el que apuesta al peso no pierde es que se podrá cambiar la cultura económica de los argentinos. Y para eso, claro, la dirigencia empresarial y política debería demostrar que sus inversiones están pesificadas y que no habrá excepciones como las hubo durante el último corralito cuando el propio Domingo Cavallo llamaba a sus amigos para que retiraran los depósitos de los bancos. En suma, es necesario demostrar fehacientemente que en materia económica la ley –como dice el Martín Fierro– ya no es tela de araña que “enrieda” al bicho chico y la rompe el bicho grande. Por su parte, la contracara de la mayor presión tributaria –algo que los argentinos nos debíamos también como un nuevo pacto fiscal– requiere de una reforma impositiva progresista y progresiva y también de la toma de conciencia de que el funcionariado político debe ser como la mujer del César, es decir, no sólo ser honesta sino también parecerlo. El aumento de los controles tributarios tendrá como consecuencia un crecimiento en la sensibilidad por parte de la sociedad ante supuestos casos de corrupción y de enriquecimiento ilícito por parte de los agentes estatales.

En los tres casos, y ante el nuevo escenario de crisis económica internacional, el gobierno nacional optó por la salida correcta: más Estado y más política para contener los impactos negativos de la merma de recursos. Porque un modelo nacional, popular, democrático con acento de la redistribución de la riqueza, no sólo se explicita en los buenos momentos sino, sobre todo, en la contención de los efectos negativos ante las situaciones económicas adversas de los sectores más postergados. En esa dirección deberían estar dirigidos, no sólo las acciones de gobierno, sino también los sacrificios que el momento exige a cada uno de los argentinos en su posición social. Es decir, que un profesional de clase media no pueda ahorrar en dólares o viajar al exterior parece un mínimo compromiso frente a la posibilidad, por ejemplo, de que el aumento de salarios de los sectores del trabajo sea menor que al de otros años. A cada cual sus beneficios según sus necesidades y, también, sus esfuerzos según sus posibilidades.


III. Por último, la presidenta en su discurso del viernes volvió a advertir que el “el recambio es inevitable” y que “nadie es eterno”. Falta mucho todavía, claro, para hablar de continuidades y sucesiones, y todavía es imperioso abrir un debate serio sobre la relación entre los liderazgos necesarios y los procesos transformadores. Sin embargo, una pregunta sobrevuela todos los ámbitos políticos: ¿Las palabras de Cristina Fernández son una descripción o un anuncio?

El partido de Mauricio Macri (PRO) quiere sumar a Elisa Carrió a sus filas.


Desde el PRO lanzaron la convocatoria a la ex lider del ARI y la Coalición Cívica.

Por Santiago Llamas


La diáspora política en la que se encuentra Elisa "Lilita" Carrió tras el pobrísimo resultado electoral que cosechó en las últimas elecciones nacionales parece haber entusiasmado a una parte del PRO.

Eso al menos es lo que se deduce de las palabras expresadas vía Twitter por el director ejecutivo de la Fundación Pensar, Miguel Braun, quien expresó que "Lilita debería juntarse" con la fuerza que lidera Mauricio Macri.

"Lilita debería juntarse con nosotros" fueron las palabras exactas posteadas por el economista, que, en diálogo con otros tuiteros, también afirmó que en el PRO "ya hay radicales y peronistas".

"La construcción territorial es solo parte del camino", sentenció uno de los cerebros de la reciente visita del derechista ex presidente español José María Aznar.

"Somos parte de una nueva generación que quiere un país diferente", es el leimotiv de la Fundación Pensar, caracterizada por un logo amarillo, igual color que el elegido por Mauricio Macri para su partido y para identificar cada acción del gobierno porteño.

La Fundación Pensar tiene como presidente honorario a Mauricio Macri y cuenta entre sus principales directivos a distintos funcionarios de la jefatura de gobierno porteña y dirigentes del PRO, como el cuestionado ex jefe de la Metropolitana, Eugenio Burzaco, Marcos Peña, el rabino Sergio Bergman, Federico Pinedo y el activo militante pro-Repsol Julián Obiglio.

Llamativamente, el asesor del ministerio de Hacienda de la ciudad, Matteo Goretti, imputado judicialmente por el robo de 60 piezas arqueológicas que habían sido sustraídas de un museo, continúa como vocal de la Fundación.

lunes, 28 de mayo de 2012

Patria


Publicado por el tachero K

Escena 2. Yo, sentado frente a la TV viendo el discurso de Cristina del 25 de mayo de 2012 en Bariloche tras reparadora siesta.

Escena 1. Yo, saliendo de mi casa el mismo 25 de mayo de 2012 tras levantarme al mediodía, escuchando por la calle la reproducción del Himno nacional argentino.

¿Por qué primero la escena 2 y luego la escena 1? se preguntarán. Lógico que lo hagan. ¿Por qué parto desde un lugar tan autorreferencial? Porque hablo desde mí. Sucede que el disparador de esta publicación fue la segunda escena y lo que me provocó. La patria no es una entelequia dijo Cristina. Esa frase me remitió a la escena 1, a lo que me pasó cuando escuchaba el himno.

Algunos sinónimos de entelequia: invención, ficción, irrealidad, ensueño, ideal.

Más allá del impecable discurso de la Jefa, ¿cuándo no?, esa frase me sacudió, me motivó este post, ¿hace falta decir que el kirchnerismo me provoca, me sacude, me motiva, me hace escribir? Creo que no. Decía que esas palabras me llevaron de un golpe a la escena 1, la del himno y lo que me generó escucharlo.

Me dieron ganas de cantarlo, me llevó a escenas de estos últimos años de mi vida, a plazas multitudinarias cantando el himno, con los dedos en V. También me llevó al pasado, a mis años niños, años de la post-dictadura; a mi adolescencia, años del menemismo.

¿Qué me generaba entonces el himno? En la primaria, incluso en la secundaria,  me remitía a la dictadura. El Himno, en mi imaginario, atravesado por la Historia reciente del país, era sinónimo de dictadura, de militares, el himno era la canción que cantábamos en primer grado cuando los milicos nos embarcaron en la locura demencial de la guerra de Malvinas (con todas las salvedades que quieran y deban hacerse sobre nuestra complicidad como sociedad, hay diferentes grados de responsabilidades, por ello utilicé nos embarcaron), era la cortina musical del Mundial ’78, patria en aquellos años se asociaba a lo castrense, la patria eran ellos, los salvadores de la patria, los guardianes de ella ante la subversión apátrida, el último espacio desde el cual nos librarían de que el sucio trapo rojo flameará en lugar de la celeste y blanca. Eso nos enseñaron, eso mamamos. Todo ello hizo que, para mí, cantar el himno no representara nada, o algo peor, mucho, no me gustaba cantarlo. Me veo tomando distancia con el brazo mientras cantábamos las canciones patrias. El ceño fruncido había que tener. Lo único lindo de ese momento podía ser mirar de reojo a la compañerita que te gustaba, joder al compañerito de adelante mientras tomabas distancia, a qué punto se llegaba, cuánta enfermedad, tomar distancia del otro, no estar cerca de otro cuerpo, no rozarse siquiera, qué grado de alienación y cuánto simbolismo, había que estar separado del otro, a distancia, el individuo solo, aislado, no integrado, es más fácil de ser manipulado, a ese grado llegó el control, hasta los cuerpos en las más inocentes formas era controlado.

No hace falta tampoco irse tantos años en el tiempo. En mi adolescencia, en los ’90, la bandera, el himno y la patria tampoco eran nuestras. Seguía resonando a militar, a protocolo, a obligación escolar. Apenas era nuestra, de todos, en los mundiales, como en el de Italia. Y a finales de los ’90 comenzó a ser sinónimo de Radio 10. La derecha seguía siendo la dueña de la bandera. Y nosotros lo admitíamos, dejábamos que así fuera. Y, en cierto modo, renegando de ella, por los milicos, por los fracasos, por el menemismo, nosotros se la habíamos entregado, la habíamos cedido. No peleábamos por tenerla. Era de ellos. Así lo vivía supongo, no pretendo ser vocero de nadie con el uso de la palabra nosotros. Así me veo desde hoy. No nos pertenecía, no nos representaba, el grado mayor de patriotismo era la banderita de radio 10, dale gas…

La patria no es una entelequia dijo Cristina, no es una invención, no es una irrealidad, no es una ficción, no es un ensueño, no es un ideal dijo, tomando las definiciones del diccionario de sinónimos. Es algo concreto. La patria somos nosotros, de carne y hueso, con fortalezas, flaquezas, debilidades, contradicciones, miserias, virtudes pero somos nosotros. Ya no son ellos, no son otros, no son los milicos, no es la banderita de radio 10. Somos todos, aún los que no nos gustan. Y nos representa. Y hoy, ya hombre, maduro, sin tomar distancia, rozándome con otros, sintiendo su olor, su sentir, su palabra, su canto, me reconozco como parte de esa patria. Tenemos patria se dijo no hace mucho, ya en este tiempo. Maravilloso tiempo. Maravilloso tiempo en el que veo a chicos de la edad en que yo tomaba distancia, o de la edad en que no me gustaba que me hablen de la patria porque me remitía a fascismo, en que me sentía ajeno, como la canción de Sui Generis: si ellos son la patria yo soy extranjero. No. Ya no. Hoy los chicos y no tan chicos son la patria, somos la patria, cantamos el himno, con el brazo arriba y los dedos en V cantamos el himno. Y somos tantos. Porque en estos años de reconstrucción, de recuperación, de reparación, como es afecto a decir el kirchnerismo, también recuperamos la patria entre tantas otras cosas. Tenemos patria. La recuperamos para todos. También a la bandera y al Himno. Con errores, con aciertos, con alegría, con tristezas, pero para todos. Porque la patria no es una entelequia. Es algo concreto, tan concreto como nosotros mismos.

¿A Los Jueces Se Les Puede Insultar Sin Pruebas?



el pensador popular  

Por Dr. Rubén Visconti*

Cada vez que un juez dicta una sentencia surgen de inmediato diferentes voces que lo acusan, cuando es contraria a sus intereses y simpatías, de ser parcial, sobornado, vendido, incorrecto, injusto y otros calificativos mucho más groseros.

Con algunos de esos jueces se hacen acusaciones  directas, con nombre y apellido, en tanto que en otros casos esos epítetos van dirigidos a la justicia incluyendo a todos los jueces, sin distinguir a ninguno; por lo cual podemos afirmar que en el país la justicia es una porquería.
Lo destacable es que ningún juez en particular ni tampoco las asociaciones de esos magistrados sale en defensa de los mismos, rechazando esos infundios en tanto no se prueben, y al no hacerlo, justifican en parte, la veracidad de esas acusaciones.
Por si eso fuera poco, la Corte Suprema Nacional tampoco se ocupa del asunto dejando que cada uno supuestamente perjudicado, se queje, dude, acuse y por lo tanto lesione la denominada majestad del poder judicial, con el agregado  de que los jueces al permanecer en los cargos ad-vitam pueden llegar a ser si en realidad lo son genuflexos, serviles, tramposos, vendidos, acomodados, fáciles de influir, etc., etc., y, por lo tanto, al no haber respuesta ni de parte de los jueces individualmente, ni de sus asociaciones, ni de parte de la Corte, se permite, tácitamente, que todos los insultos y dudas sean en principio aceptados por la opinión  púbica haciendo que las dudas se hagan carne en todos, que al hacerlas propias terminen coincidiendo con ese juicio que les permite aceptar  a todos que la JUSTICIA ES CIERTAMENTE UNA PORQUERIA.
Y este convencimiento popular comenzó en el país hace ya muchos años tantos que para probarlo basta referirnos  a los versos del famoso Martin Fierro, cuando recomienda “hacete amigo del juez,  no le des de qué quejarse, que siempre es bueno tener palenque ande arrimarse”.
Nosotros pensamos y sostenemos que si todos los argentinos tenemos el mismo convencimiento, según la opinión lógica y absoluta, EL PAÍS NO TIENE JUSTICIA y, como sin justicia no pude funcionar, el país no funciona.
Cuando llegamos a este convencimiento DE QUE UN PAÍS SIN JUSTICIA CARECE DE LAS BASES MINIMAS PARA SU FUNCIONAMIENTO,  se deben adoptar medidas para restablecerla. Y la Corte Suprema debe tomar a su cargo el comienzo de una solución.
Para ello tomemos algunos ejemplos recientes referidas a las acusaciones y sospechas contra los jueces y alguna Cámara, ambas acusaciones pronunciadas en programas televisivos y replicadas en algunos grandes diarios como CLARIN Y LA NACION.
Uno de esos casos hacen referencia al juez Oyarbide con relación al juicio oral para Macri, el otro por la eliminación o apartamiento del juez Rafecas y el fiscal Ribolo, ambas resoluciones acordes con la ley y las costumbres procesales. En el caso Macri la resolución está avalada por la Cámara por lo cual al juez se le agregan como sospechosos tres jueces camaristas; en el caso de Cicconi y las acusaciones contra Boudou, tanto el juez como el fiscal fueron apartados por sus incorrecciones públicas adoptadas en sus declaraciones y procedimientos, es decir, separados por razones legales, el juez baboso que comentó con una periodista temas que no correspondía y además, con un amigo abogado hizo lo propio, adelantando juicios y posibles alternativas, el fiscal porque facilitó a Clarín el conocimiento del allanamiento de un departamento, con lo que logró que varios periodistas y fotógrafos concurrieran al acto que era parte del secreto del sumario. Pese a ellos, los Morales Sola, los Eliaschev, los Lanatta y otros más echaron a rodar la ilegalidad de esos apartamientos, pese a lo cual nadie se animó a apelarlos.
Con estos ejemplos basta y la Corte tiene en sus manos la adopción de medidas necesarias para solucionar este tema. Debe dictar una norma legal que toda acusación contra la conducta u honorabilidad de un juez debe ser efectuada mediante una presentación  judicial avalada con el patrimonio del acusador, caso contrario si no lo hace pero las formula verbalmente por los medios de comunicación de TV o radios o por escrito en diarios u otros, será sancionado con una multa altamente dolorosa.
Y esta solución no tiene nada que ver con la libertad de expresión, ya que esa libertad  no puede amparar la mentira o  el engaño interesado cuya finalidad es la destrucción de la Justicia.
Nadie puede, ningún ciudadano dedicado a cualquier actividad puede, emitir acusaciones falsas sin sustento, destinadas a socavar el funcionamiento de la Justicia dado que en realidad apunta al NO FUNCIONAMIENTO DEL PAIS.

*Doctor en economía, Docente de la UNR, Miembro del CEP

Muchas gracias a vos. ¡Viva la Patria!


Hérnan P Herrera 
 
Construir un Estado en función de la igualdad, un Estado coherente, que priorice la inclusión de los que no acceden a todas las posibilidades de consumo mínimas para vivir con bienestar social, requiere muchos esfuerzos sociales.

Cada vez que los sectores mejor posicionados de la economía argentina se quejan porque hay controles que les impide la total libertad de consumo o comportamiento, cabe preguntarse si detrás de ese comportamiento no existe una potencial herida al Estado. Y comprender que si esto es así, un Estado lastimado (por ejemplo con menos reservas o con déficit fuerte), no puede sostener el bienestar logrado ni, mucho menos, profundizar el modelo para aumentar la cantidad de ciudadanos con acceso al bienestar.

Surge entonces un conflicto de intereses, conflicto que se ha dado en llamar puja distributiva. Puja que no se da en el aire, sino que integra a todos los actores sociales y que se adapta a cada coyuntura. Por eso cada vez que el interés del rico choca con los controles del Estado, es pertinente preguntarnos si esos controles están puestos para favorecer la salud de un Estado que en todos estos años fue coherente construyendo una Argentina mucho más inclusiva que antes.

Ese esfuerzo social requiere solidaridad, y si esa solidaridad no es unánime el Estado debe "simularla". Porque un país con justicia social se construye con solidaridad (o Estado).

Hace nueve años, nos decían que:
Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro.


Basta ver cómo los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que su padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo.
 
Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores.
 
Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas.
 
La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las provincias, es fundamental.


El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos.

Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto controlado y eficiente e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva.

No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social. 
 
Nuestra prioridad en política exterior será la construcción de una América Latina políticamente estable, próspera, unida, con bases en los ideales de democracia y de justicia social.
 
Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada.
 
No he pedido ni solicitaré cheques en blanco. Vengo, en cambio, a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos.
 
Muchas gracias. ¡Viva la patria!
No, flaco: muchas gracias a vos.