martes, 8 de febrero de 2011

¿Te acordás de "La vetocracia"?


Gerardo Fernández

Anoche veía en 678 el tema de “La vetocracia” y no pude que asombrarme de este funcionamiento enfermo de la oposición mediática y política. Porque uno ha sido testigo e incluso ha escrito largo en su momento al respecto, pero luego el tiempo pasa y cuando le refrescan algunos caballitos de batalla instalados meses atrás le parece mentira que todo eso haya pasado.

Ahora está sucediendo en cierta medida algo parecido con la candidatura de Cristina. Se están dando manija con la posibilidad de que no se presente, entonces, basta que alguna pluma importante baraje esa posibilidad para que la tropa se encolumne y empiece a repetir a lo loro frases y elucubraciones que si algo no tienen es asidero en la realidad. Días pasados hablaba con alguien que está inmerso en ese ambiente, una persona pensante que incluso apoya los grandes lineamientos del gobierno nacional pero que, se nota, ha sido en cierta medida penetrado por esa especulación.

Alguna vez escribí que el kirchnerismo contaba con la gran ventaja de estar del lado de la razón y el desencadenamiento de los acontecimientos sigue haciéndome creer que estoy en lo cierto. El espectro opositor sigue en una nube de pedo pero fundamentalmente careciendo de cuadros que por lo menos junten un par de ideas razonables. Han suplido esa carencia dejándose arrastrar por la patria zocalera y elaboraciones verdaderamente pedorras de tipos de formación mediocre como Silvestre o Bonelli. Entonces, cuando se instaló que se venía la “vetocracia” se subieron todos al camioncito, imaginando escenarios de todo tipo sin considerar dos factores: Que la oposición era la suma de un paisano de cada pueblo y que frente a ello había un bloque férreamente unido.  Lo mismo que todas las burradas que se hicieron y dijeron a partir de los famosos trascendidos de que “Kirchner estaría pensando en hacer tal cosa”. Bastaba - y basta - que Morales Solá escriba alguna barrabasada para que todos la den por verdad revelada y listo, en días se instaló la buena nueva.

Se presume desde trincheras opositoras que el gobierno hará una cosa, se chequea muy poco y se procede dando por real un trascendido, por supuesto que todo en el contexto de una carencia total de iniciativa política. Siempre es el oficialismo el que lleva las blancas y eso se nota. Entonces pasan de largo de una manera que da vergüenza ajena, pero no escarmientan y lo más grave es que creen que la gente no se da cuenta de los papelones que hacen, por eso, entre otras cosas le pegan a más no poder a 678, a los blogs y a toda expresión de periodismo a la que últimamente se engloba dentro del concepto de "Prensa militante" porque diariamente le muestran a los argentinos de qué tamaño son los bolazos que se inventan. Hay un microclima, una realidad de pasillo de estudio de TV que suplanta la mirada de la realidad concreta. Y hay una renuncia a la política, al trabajo concreto en la base. Creen que todo se resuelve mediante encuentas y reportajes televisivos. El domingo arrancó el programa de Mariano Grondona y como si nada el centro de la pantalla fue copado por la chaqueña multicolor que sigue diciendo boludeces con una seriedad que realmente asombra. Y Grondona le da espacio entre otras cosas porque es de lo mejorcito que tiene para mostrar…

De última, los medios se desenvuelven en su área, los que no hacen lo que deberían, al parecer, son los políticos opositores, que depositan todo en las apariciones mediáticas y descreen del contacto con la sociedad en las asociaciones intermedias y en los barrios. Creen más en la denuncia de fraude el día de las elecciones que en conseguir fiscales. No es raro, entonces, que uno de los grandes dolores de cabeza de algunos sectores del peronismo sea por estas horas el qué hacer con Sabbatella ¿Porqué? Porque Sabbatella  es fiel, por ejemplo, a eso de trabajar en el territorio, porque armó partido antes que otros y en base a trabajo militante, porque los sábados se ven sus banderas en las esquinas y a su militancia poniendo mesas. Sabbatella mira la cuestión mediática en su verdadera dimensión, le presta atención pero sabe que la política sigue requiriendo de ciertos despliegues territoriales que los medios no reemplazan. Por eso crece parejo y sólido (y llama la atención cómo al pegarle como lo están haciendo no hacen más que inflarlo electoralmente. Entre los mandobles desde el pejota y las andanzas de la policía de Scioli EDE) le están haciendo campaña gratis al

Julio Cobos y Ricardito Alfonsín son quizá otras demostraciones de esta tendencia al falopeo opositor. En su momento la traición política e institucional del mendocino no sólo no fue censurada desde el establishment sino apañada (algo que seguirá trayendo dolores de cabeza en la conciencia cívica del país) porque ello contribuía a esmerilar el poder K. Luego apareció la figura del hijo de Raúl Alfonsín, un dirigente seriamente limitado al que algunos correligionarios lo rankean en un nivel municipal, pero como había que inventar referentes anti K, se intentó contra viento y marea transformarlo en “Ricardo” pero el muchacho se encargó de demostrarles que por algo le dicen “Ricardito”… Ahora empezaron a darle gas a Ernesto Sanz, un dirigente que tampoco tiene la talla de las figuras que supo dar la UCR, pero que al lado de Cobos y Ricardito parece De Gaulle.

Para redondear un poco la idea recomiendo esta nota publicada ayer por La Nación.

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