El voto duro de CFK, supera, a un año vista de las presidenciales, el 40%, cómodamente. Ya no se aspira a la hipótesis "40+10" (que era lo que le garantizaba el triunfo previo al fallecimiento de Néstor), porque no baja, la Compañera Presidenta, de 45% -aprox.- ni en las encuestas de Poligarquía. 65% en el Conu, es casi decir triunfo asegurado; pero, además, puntea en Ciudad, Santa Fe y Córdoba, históricamente reacios al kirchnerismo, triplicando los magros diez puntos obtenidos por el FPV en esos lugares en 2009.
Existe un 20/25% de indefinidos, que igualmente, proyectados, hoy parecen más proclives a bancar una tercera tiranía consecutiva, que el salto al vacío que significa cualquiera de las alternativas de la derecha. El resto, se reparte dentro de un panorama de ofertas amplísimo, más todavía de lo que lo fue en '09, atento las rupturas internas que sufrieron las dos coaliciones clarinistas que enfrentaron al peronismo peronista en aquella oportunidad.
Dado ese marco, es decir, una primera minoría claramente en ventaja, sólida, organizada, contundente y cohesionada; un elenco de indecisos que mira cada día con más cariño al oficialismo; y una sobreoferta opositora que impide establecer con claridad quién representa el contra modelo (si es que los hubiera, el alguien y el qué), se comprenden las dificultades opositoras para acertar en la confección de un discurso alternativo capaz de aunar las distintas vertientes en un polo único capaz de arrimarle siquiera un poco el bochín al oficialismo.
Imposible leer cualquiera de los más resonantes episodios sucedidos después de la muerte de Kirchner si no es teniendo en cuenta la situación arriba descrita, la toma del basural Indoamericano no es la excepción.
Hubo muchas casualidades juntas que apostaron a explotar el único wing por el que puede trascender una opción de derecha como lo son todas las que se oponen al oficialismo: El miedo, el caos, "la situación pre anárquica". Ridiculeces, sí, pero que alguna cabida siempre tienen. Juego sucio. Al discurso xenófobo y racista déjeselo de lado. No fueron más que balbuceos propios de la pequeñez mental, de quien los emitió y de quienes están en aptitud de comprar ese tipo de razonamiento, dada la incapacidad que tienen de afrontar ideas de mediana complejidad, vicisitud para la cual Macri (y todo el fenómeno PRO), con su estrechez semántica, sintáctica, literaria e intelectual, les viene como anillo al dedo. El clásico "tomarlo cómo de quién viene".
Por otro lado, la agitación racista del Intendente (el peor desde que la Ciudad es autónoma) a lo mucho le sirve para galvanizar los (a nivel nacional escasísimos) votos que ya tiene, esos que hace rato vienen soñando con el éxtasis que les produciría ver cómo las fuerzas represivas del Estado rematan en la vía pública a un "negro de mierda de los que nos invaden nuestra ciudad". Pero dudosamente le sirva para ampliar, que es lo que necesita. Por lo tanto, las descalificaciones a ciudadanos de Latinoamérica (esa de la cual Argentina forma parte, lo que impide mentar de extranjeros a bolivianos, peruanos, paraguayos y demás), es lo menos importante del asunto, se perderán en lo intrascendente y hueco del mensaje (y del mensajero y sus receptores, también).
Frente a un Gobierno que no para de recibir noticias como el reciente informe de la CEPAL (que depende de ONU; no de 6, 7, 8) que indica que la pobreza en Argentina bajó diez puntos -nada menos- entre 2006 y 2009; al que todas las previsiones de crecimiento le quedan cortas, y cuyo único déficit, la inflación, a pesar de ser duro no puede con las líneas maestras de un modelo fuerte (tal la opinión de Paul Krugman hace pocos días), y va camino a ser domesticado, pacto social mediante, sólo queda como alternativa, para los poderes fácticos que encabezan la alianza social que enfrenta hace años al kirchnerismo, la radicalización y la confección de un clima social de caos y descontrol.
Ese 20/25% de indecisos es muy susceptible a situaciones tensas como las que se vivieron en los últimos días. Si perciben que quien sea que esté al mando, pierde el timón de la situación, tienden a sentirse desprotegidos –y en todo su derecho están a sentirse de tal modo-. Claro, habría que dejar de lado el detallecito de que, en este caso, el país es muy otro del que era en 2001, ahora hay con qué dar soluciones a problemas que siempre se presentan. Esto sí, por la perversidad de la maniobra, es importante. Aunque muy obvio.
Poco importa quien está detrás, el machaque ridículo a que se asistió en los últimos días alcanza y sobra para comprender que, de mínima, hubo un intento de aprovechamiento de determinados episodios que, además de grosero, cada día se nota más.
La mención a Duhalde surge sola, por cuanto hace desde que dejó su gobierno que se paró sobre un relato que intenta presentarlo como “un piloto de tormentas (calificadas como “generadas” por un no precisamente oficialista como Jorge Asís) exitoso”, que “entregó un país pacificado y ordenado”. Curioso, son los mismos que luego le reprochaban a Kirchner no “poner orden” ante las protestas sociales: ¿Qué protestas sociales caben en un país “pacificado y ordenado”, el casi paraíso que Duhalde sostiene haber construido en una gestión de la cual debió huir siete meses antes de lo que correspondía que lo hiciese?
Y la estrategia de pinzas apuntaba a golpear en uno de los más valiosos capitales del kirchnerismo: La no represión de las protestas sociales. Bien dijo Mario Wainfeld en Página el último domingo, a ese valioso aporte del kirchnerismo, no obstante, le ha llegado un agotamiento, necesita reformularse, porque muchos le han tomado el pulso y se zarpan cada vez más. Pero como también muy bien dice siempre Fede Vázquez, este Gobierno siempre aprende, y en ese sentido, CFK sale, como de todo, fugando hacia delante, y en ese sentido, tal como pedía Escriba hace algunos días, la creación del nuevo Ministerio de Seguridad responde a profundizar en la lógica que mejor entiende este Gobierno: Problematizar, teorizar, politizar al mango todo, y en este caso nada menos que la única institución intocada desde 1983, la cana. Y encima, en manos de un cuadrazo que ya bastante bien hizo con las FFAA.
No importa. El posteriori de todas y cada una de las últimas operaciones, que han apuntado a intentar triturar el renacimiento de la politización de la sociedad/el vínculo afectuoso entre Cristina y la sociedad/la decisión de que el Estado no se violente contra el reclamo por necesidades, que como bien decía una santa, son en realidad derechos/y la gobernabilidad impresionante que el kirchnerismo ha reinstaurado en la sociedad; han redundado en que cada vez el Gobierno luzca mas fortalecido, mejor parado.
De nuevo, “ni lo intenten, el futuro es nuestro”. Cristina 2011.
Existe un 20/25% de indefinidos, que igualmente, proyectados, hoy parecen más proclives a bancar una tercera tiranía consecutiva, que el salto al vacío que significa cualquiera de las alternativas de la derecha. El resto, se reparte dentro de un panorama de ofertas amplísimo, más todavía de lo que lo fue en '09, atento las rupturas internas que sufrieron las dos coaliciones clarinistas que enfrentaron al peronismo peronista en aquella oportunidad.
Dado ese marco, es decir, una primera minoría claramente en ventaja, sólida, organizada, contundente y cohesionada; un elenco de indecisos que mira cada día con más cariño al oficialismo; y una sobreoferta opositora que impide establecer con claridad quién representa el contra modelo (si es que los hubiera, el alguien y el qué), se comprenden las dificultades opositoras para acertar en la confección de un discurso alternativo capaz de aunar las distintas vertientes en un polo único capaz de arrimarle siquiera un poco el bochín al oficialismo.
Imposible leer cualquiera de los más resonantes episodios sucedidos después de la muerte de Kirchner si no es teniendo en cuenta la situación arriba descrita, la toma del basural Indoamericano no es la excepción.
Hubo muchas casualidades juntas que apostaron a explotar el único wing por el que puede trascender una opción de derecha como lo son todas las que se oponen al oficialismo: El miedo, el caos, "la situación pre anárquica". Ridiculeces, sí, pero que alguna cabida siempre tienen. Juego sucio. Al discurso xenófobo y racista déjeselo de lado. No fueron más que balbuceos propios de la pequeñez mental, de quien los emitió y de quienes están en aptitud de comprar ese tipo de razonamiento, dada la incapacidad que tienen de afrontar ideas de mediana complejidad, vicisitud para la cual Macri (y todo el fenómeno PRO), con su estrechez semántica, sintáctica, literaria e intelectual, les viene como anillo al dedo. El clásico "tomarlo cómo de quién viene".
Por otro lado, la agitación racista del Intendente (el peor desde que la Ciudad es autónoma) a lo mucho le sirve para galvanizar los (a nivel nacional escasísimos) votos que ya tiene, esos que hace rato vienen soñando con el éxtasis que les produciría ver cómo las fuerzas represivas del Estado rematan en la vía pública a un "negro de mierda de los que nos invaden nuestra ciudad". Pero dudosamente le sirva para ampliar, que es lo que necesita. Por lo tanto, las descalificaciones a ciudadanos de Latinoamérica (esa de la cual Argentina forma parte, lo que impide mentar de extranjeros a bolivianos, peruanos, paraguayos y demás), es lo menos importante del asunto, se perderán en lo intrascendente y hueco del mensaje (y del mensajero y sus receptores, también).
Frente a un Gobierno que no para de recibir noticias como el reciente informe de la CEPAL (que depende de ONU; no de 6, 7, 8) que indica que la pobreza en Argentina bajó diez puntos -nada menos- entre 2006 y 2009; al que todas las previsiones de crecimiento le quedan cortas, y cuyo único déficit, la inflación, a pesar de ser duro no puede con las líneas maestras de un modelo fuerte (tal la opinión de Paul Krugman hace pocos días), y va camino a ser domesticado, pacto social mediante, sólo queda como alternativa, para los poderes fácticos que encabezan la alianza social que enfrenta hace años al kirchnerismo, la radicalización y la confección de un clima social de caos y descontrol.
Ese 20/25% de indecisos es muy susceptible a situaciones tensas como las que se vivieron en los últimos días. Si perciben que quien sea que esté al mando, pierde el timón de la situación, tienden a sentirse desprotegidos –y en todo su derecho están a sentirse de tal modo-. Claro, habría que dejar de lado el detallecito de que, en este caso, el país es muy otro del que era en 2001, ahora hay con qué dar soluciones a problemas que siempre se presentan. Esto sí, por la perversidad de la maniobra, es importante. Aunque muy obvio.
Poco importa quien está detrás, el machaque ridículo a que se asistió en los últimos días alcanza y sobra para comprender que, de mínima, hubo un intento de aprovechamiento de determinados episodios que, además de grosero, cada día se nota más.
La mención a Duhalde surge sola, por cuanto hace desde que dejó su gobierno que se paró sobre un relato que intenta presentarlo como “un piloto de tormentas (calificadas como “generadas” por un no precisamente oficialista como Jorge Asís) exitoso”, que “entregó un país pacificado y ordenado”. Curioso, son los mismos que luego le reprochaban a Kirchner no “poner orden” ante las protestas sociales: ¿Qué protestas sociales caben en un país “pacificado y ordenado”, el casi paraíso que Duhalde sostiene haber construido en una gestión de la cual debió huir siete meses antes de lo que correspondía que lo hiciese?
Y la estrategia de pinzas apuntaba a golpear en uno de los más valiosos capitales del kirchnerismo: La no represión de las protestas sociales. Bien dijo Mario Wainfeld en Página el último domingo, a ese valioso aporte del kirchnerismo, no obstante, le ha llegado un agotamiento, necesita reformularse, porque muchos le han tomado el pulso y se zarpan cada vez más. Pero como también muy bien dice siempre Fede Vázquez, este Gobierno siempre aprende, y en ese sentido, CFK sale, como de todo, fugando hacia delante, y en ese sentido, tal como pedía Escriba hace algunos días, la creación del nuevo Ministerio de Seguridad responde a profundizar en la lógica que mejor entiende este Gobierno: Problematizar, teorizar, politizar al mango todo, y en este caso nada menos que la única institución intocada desde 1983, la cana. Y encima, en manos de un cuadrazo que ya bastante bien hizo con las FFAA.
No importa. El posteriori de todas y cada una de las últimas operaciones, que han apuntado a intentar triturar el renacimiento de la politización de la sociedad/el vínculo afectuoso entre Cristina y la sociedad/la decisión de que el Estado no se violente contra el reclamo por necesidades, que como bien decía una santa, son en realidad derechos/y la gobernabilidad impresionante que el kirchnerismo ha reinstaurado en la sociedad; han redundado en que cada vez el Gobierno luzca mas fortalecido, mejor parado.
De nuevo, “ni lo intenten, el futuro es nuestro”. Cristina 2011.
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